En el mapa de la corrupción

No hay más que hacer un seguimiento de los medios de comunicación para sentir vergüenza ajena de los casos de corrupción que durante mucho tiempo se han generalizado en nuestro país y en los que han sido protagonistas ciudadanos nomales y corrientes pero también políticos de distintas etiquetas y hasta altas instancias. Cuando este tipo de conductas las utilizan los principales partidos como arma arrojadiza hacen un flaco favor porque todos ellos en primer lugar deberían pedir perdón por haber permitido situaciones bastante generalizadas y a continuación tendrían que ocuparse y preocuparse de limpiar cada cual su casa. Es bochornoso e indignante el seguimiento de lo ocurrido en la historia de la trama de los EREs y la implicación de tantos sinvergüenzas, que ya se sabe que Dios los cría y ellos se juntan, y más lamentable aún es que, cómo no, aparezca tantas veces nuestra provincia de Jaén con una ristra de nombres sobre los que lo único que hay que pedir es que la justicia los ponga a todos ellos, los que han salido y los que puedan aparecer, en el sitio que les corresponde. Por lo que respecta al PP, que al menos en Jaén sigue la estrategia de que la mejor defensa es un ataque, deberían hacérselo mirar, por desgracia no son un verso suelto, los escándalos nacionales les salpican, les debería sonar de algo el tristemente célebre caso Bárcenas, ese dirigente que robaba y acumulaba ingentes y dudosos ingresos y encima le devolvía Hacienda, que es para sentir sonrojo de nuestros sistemas legales siempre tan complacientes con los ricos y tan duros con los débiles. Ya está bien de tanta gentuza.