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Lunes 25/11/2024
 

Arcos

Perdigones y Sevilla relatan su experiencia democrática

Ambos conferenciantes logran entablar un apasionado debate sobre la historia política arcense. Sus intervenciones fueron un canto a la libertad ideológica y a la autocrítica política. Ambos coinciden en la apatía social de estos tiempos de cara a la lucha por los derechos ciudadanos

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  • Acto de IU en el Peña de Arcos -

De la clandestinidad a las instituciones. Con este título, los conferenciantes Lorenzo Perdigones y Pedro Sevilla ofrecieron en el hotel Peña de Arcos un somero pero apasionado repaso a la historia política reciente de Arcos de la Frontera, desde 1979 hasta 2003; periodo en el que ambos expolíticos tuvieron importantes responsabilidades al frente del Ayuntamiento de la ciudad.

El acto fue organizado por el área cultural de Izquierda Unida (IU) en lo que pretende ser un acercamiento al ciudadano y, al mismo tiempo, un instrumento de reflexión y un foro de opinión.  Después de las presentaciones de rigor a cargo de los responsables de Organización y Cultura de la coalición, Mari Sol López y Juan Bosco Navarro, tomó la palabra Lorenzo Perdigones, el político que logró situar en el Pleno a nueve concejales del Partido Comunista (PC) en 1979. El conocido exarqueólogo provincial comenzó relatando cómo llegó al PC después de varias experiencias en otros partidos y organizaciones de izquierdas vinculados al movimiento universitario en Sevilla, para adentrarse en su espíritu rebelde frente al poder de la época, encarnado aquellos años en el alcalde Laureano Barrera.


Perdigones se retrotrajo a una época en la que Arcos sufría un grave problema de falta de vivienda, en la que el Ayuntamiento construyó en Angorrilla una “vergonzosa” promoción de barracas para alojar a las familias. Así, cuando alcanzó el gobierno tras su pacto con el PSOE de Jesús Ruiz, su primer propósito fue “meter la pala” a aquellas indignas viviendas. El conferenciante describió también una etapa marcada por las broncas políticas diarias en torno al reparto del empleo comunitario, el famoso PER, además de lamentar los obstáculos que solía sufrir de manos del Gobierno de Laureano Barrera por no facilitarle a la oposición la documentación y los medios necesarios para el cumplimiento de su función.


Asimismo, recordó la legendaria presentación del PC en Arcos, en un acto celebrado en el campo de fútbol que antaño se situaba junto al recinto ferial, donde incluso participó Rafael Alberti y otros destacados dirigentes del partido.  Este acto provocó que los comunistas arcenses fueran conocidos “oficialmente”, por lo que incluso sufrieron la marginación social en un momento histórico en que el comunismo estaba demonizado. Pero tal vez fue en ese acto donde Arcos comenzó a tener una conciencia de clases.


Cuando el PC gobernó el municipio junto al PSOE existían 2.100 parados agrícolas, siendo el Gobierno central de UCD el que controlaba el dinero público para el programa de empleo. No obstante, el programa en cuestión consiguió ayudar a cientos de familias de Arcos abocadas a la pobreza.


Fue también en aquellos años cuando se practicaron obras en los colegios, mejoras en las infraestructuras públicas..., cuando Arcos cambió su imagen hacia una ciudad más moderna. En el lado político, era en la sede del PC, en Camino de las Nieves, donde se tomaban las decisiones que se trasladaban al Ayuntamiento, con lo cual Lorenzo Perdigones quiso explicar que su partido estaba estrechamente ligado al grupo municipal, criticando en sentido el cierto divorcio que se da en estos tiempos entre los aparatos político y de gobierno de los partidos.


No obstante, admitió que cuando se debilitó el PC en Arcos, posiblemente arrastrado por la marea social del PSOE de Felipe González, acabó desapareciendo su grupo municipal.  El conferencia relató cómo llegó a conocer a La Pasionaria y a Rafael Alberti, quien dedicaría un bello poema a la segunda candidatura del PC al Congreso de los Diputados, en cuyas listas figuraba un joven Lorenzo Perdigones. “Sólo por oírle recitar  sus poemas merecía la pena acudir a los mítines”.
En el terreno personal, llegó a sufrir todo tipo de persecuciones por su ideología, incluso sufrió más de un palo y que le llamaran terrorista por su expresiones públicas malinterpretadas por el poder de la época, pero nunca se sintió defraudado por la clase trabajadora a la que se entregó en sus mejores años como político.


Asimismo, descubrió una renaciente etapa en la que se comenzó desde el Ayuntamiento a tener cierta sensibilidad por la cultura, aportando proyectos como la creación de un museo que hiciera justicia al valor monumental e histórico de Arcos, aunque esa iniciativa nunca viera la luz.
Lorenzo Perdigones acabó su amena intervención lamentando que el Gobierno actual no muestre esa sensibilidad cultural, pero sobre todo que la lucha social no se vea reflejada en la calle como ocurría en aquellos últimos años setenta, según su opinión. “Ahora se dan unos días de trabajo desde el Ayuntamiento de manera arbitraria y la gente se conforma. No hay protesta social. Los sindicatos deben despabilar y organizar el movimiento obrero”. Con todo, señaló que nunca el pasado fue mejor que el presente, aunque entonces fuera un joven con muchas ganas por cambiar el mundo.

El cambio de 2003
A Pedro Sevilla le tocó, quizás, un papel más fácil en estas conferencias por la cercanía del episodio histórico que describió. El conocido poeta, colaborador y amigo de este periódico fue tal vez el político más relevante en 2003 junto a la exalcaldesa Pepa Caro, por cuanto fue el principal artífice del posteriormente frustrado pacto de gobierno entre IU y el PSOE.  Sevilla llegó al gobierno arcense en la España que “iba bien”, como se encargaba de recordar a diario el presidente Aznar (PP).


Como adversario político, se encontró en frente de un Juan Manuel Armario muy valorado por los arcenses, a quien arrebató un gobierno por las matemáticas electorales, o más bien las ecuaciones de los pactos, porque la lista de Armario fue la más votada. En un ejercicio sumamente autocrítico, Sevilla admitió que se “enclaustró” en el palacio del Mayorazgo como delegado de Cultura, dando la espalda, según su opinión, al resto de gestiones y decisiones que se tomaban desde otras delegaciones municipales. En su intervención, llegó a considerarse “un mal gobernante que no llegó a afrontar la realidad de Arcos”. Dijo que debió atajar una situación y que se dejó llevar..., en alusión más que posible al PSOE de Pepa Caro.
Después de su efímera experiencia en un gobierno le llegó la enfermedad y con ella la renuncia a la política, para dedicarse de lleno, con el sosiego y la soledad necesarios, a su faceta de escritor y poeta.


Como tantas personas, Pedro Sevilla es hoy un ser desencantado de la política, que vive con tristeza la continua trifulca política que sufre España, al que le duele la corrupción como uno de los peores pecados que se puede cometer en política. Este hombre que se hizo un día comunista porque creía que la URSS era “el paraíso” ha vivido con su intrínseco espíritu existencialista la devaluación de las ideologías a lo largo de la democracia, pero su testimonio es esencial para entender nuestra historia política más reciente.


El acto terminó con un apasionado debate en el que el público tuvo oportunidad de preguntar y opinar, en un claro ejercicio democrático que hizo honor a la interesante e instructiva convocatoria que cerró el coordinador de IU en Arcos, José Antonio Calderón, y donde se despertó el recuerdo del fallecido Rafael Pajuelo Jurita como persona que encarnaba los valores de una verdadera izquierda y el altruismo en la máxima acepción de la palabra. 

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