Desde este lunes y hasta el próximo domingo, se celebra la Semana Europea de la Movilidad, que entre sus objetivos contempla la promoción del uso cotidiano de la bicicleta y su combinación con el transporte público resaltando los beneficios tanto personales como medioambientales que ello conlleva. Pues según la investigación que vamos a desglosar en este artículo, a la capital onubense aún le falta bastante rodaje para cumplir ese objetivo.
Como este martes destacaron a Viva Huelva fuentes del Ayuntamiento de Huelva, “antes de 2002 no había ni un metro de carril bici” en la capital onubense y de ese año a esta parte “hay más de 15 kilómetros”. Ese dato está claro, pero un estudio universitario viene a decir que no es cuestión de cantidad, sino de calidad.
Se trata del trabajo de fin de máster de Pilar Sevilla Cubiles, licenciada en Ciencias Ambientales y coordinadora de proyectos de Ekotonia Consultores, y cuyo ‘Estudio de viabilidad de vías ciclistas en la ciudad de Huelva’ se enmarca en el Máster de Urbanismo, Planeamiento y Diseño Urbano de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla.
Poco uso, muchos defectos
Las conclusiones de la investigación, remitidas a Viva Huelva por su autora, reflejan que las vías ciclistas existentes en Huelva “se han creado en base a subvenciones de las que la ciudad se ha podido beneficiar, sin realizar una red diseñada y pensada con distintos itinerarios y fines sobre usos laborales, recreativos o para estudiantes. Este hecho ha provocado problemas en la configuración de una red de vías que permita unir puntos clave de afluencia de público susceptible de utilizar la bicicleta como medio de transporte diario”.
Así, la investigadora considera que hay una serie de “defectos” en la elaboración del carril bici onubense que provoca el “escaso uso” del mismo. Entre estos fallos, Sevilla Cubiles habla de “falta de seguridad hacia el ciclista” y de “itinerarios inconexos, con escasa utilidad sobre trazados que unan lugares de interés”. La autora del estudio achaca este tipo de factores a la “falta de seguimiento previo sobre normativas existentes en esta materia”, calificando como de “cierta improvisación” el trabajo realizado por el departamento de Urbanismo del Consistorio capitalino.
En esta línea, la investigadora, que es residente en la capital onubense, expone que en la elaboración y desarrollo del proyecto del carril bici ha habido “falta de integración con otros estudios previos de Huelva y provincia” tales como el Plan de Ordenación del Territorio para la Aglomeración Urbana de Huelva, con el fin de haber puesto la movilidad “como apuesta principal para hacer de Huelva una ciudad más sostenible”.
Otros defectos dignos de mencionar que señala el estudio son: “facilidad para el tráfico motorizado, sensación de que los carriles existentes no conectan entre sí y no son seguros, con obstáculos y zonas resbaladizas, poca publicidad y motivación cívica sobre el uso de las vías ciclistas, falta de información sobre las vías e itinerarios existentes y la ausencia de un servicio de préstamo de bicicletas” .
Trazado que es mejorable
Pilar Sevilla pone algunos ejemplos de trazado actual que es susceptible de mejora. Así, señala que “el trazado es útil en la mayoría de los metros lineales”, pero “cuestionable en algunos casos”. De esta manera, pone el ejemplo de la Gran Vía, “lugar que no conecta más que con la propia Gran Vía”. También nombra el primer tramo de la Plaza Quintero Báez, donde “se abusa del acerado y no sirve para nada”. También cuestiona el trazado del barrio del Molino, y la “estrechez en muchos tramos, por ejemplo en Pablo Rada”. En lo referente al carril bici que atraviesa la Avenida de Andalucía, Sevilla Cubiles que se corta cuando llega a las rotondas y se mete por el acerado: “El carril bici se debería haber incluido en las rotondas”, considera.
Con toda esta argumentación, la autora del estudio de fin de máster ve “fundamental” que se atienda a diferentes consideraciones: “mejorar la señalización, recomendar el uso de trazados, impulsar el servicio de préstamo de bicicletas, facilitar la intermodalidad entre el uso de la bicicleta y el uso del autobús urbano, potenciando como zonas ciclables aquellos lugares a los que el bus urbano no llega” y, entre otras recomendaciones, “conectar los carriles con puntos de trabajo” tales como polígonos industriales, centros educativos, centros deportivos...
Como conclusión, la autora de la investigación considera que el estudio “se convierte en un estudio sociológico”, ya que “la opinión subjetiva que merece la falta de conexión en trazados, la falta de seguridad en las rotondas y el abuso de carril bici-acera, hacen que el usuario potencial de la vía ciclista desestime la idea de optar por este medio de transporte”.
La desconfianza de pasear en bici al lado del Polo Químico
Otras de las conclusiones a la que llega Pilar Sevilla tras su trabajo de investigación sobre el carril bici de la capital onubense va ligada a las “circunstancias ambientales”. Así, hay lugares en la ciudad de Huelva especialmente sensibles en el aspecto de la contaminación, y Sevilla Cubiles expone que este tipo de factores de contaminación “hacen que el usuario potencial no quiera utilizar la bicicleta por determinadas zonas”. Se refiere a los lugares cercanos a las balsas de fosfoyesos, por la que va “parte del trazado propuesto”, y a las zonas cercanas al Polo Químico de Huelva, concretamente al tramo de carril bici existente en la Avenida Francisco Montenegro, a pie de ría, pero con los humos de Atlantic Copper y Fertiberia justo enfrente como molestos y dañinos compañeros de paseo.
Estudios de toxicología ambiental y testimonios directos de usuarios amparan esta conclusión. Para Pilar Sevilla, la idea del carril bici en Francisco Montenegro “es buena y bonita, pero ¿qué hacemos con lo que tenemos enfrente?".