Cuarenta y cinco limpiadoras de colegios y dependencias municipales de Cádiz deben cumplir en los próximos días una condena de dos días de arresto domiciliario por una protesta que hicieron hace casi dos años ante el pleno del Ayuntamiento para reclamar el pago de su nómina y de su paga extra de Navidad.
Para este colectivo de trabajadoras de la concesionaria municipal Limasa aquella protesta, ocurrida el 26 de diciembre de 2011, fue una de las muchas movilizaciones que durante años han protagonizado cada vez que se retrasaba el cobro de su nómina.
"Somos peleonas porque pedimos lo nuestro, con educación pero lo pedimos porque necesitamos nuestras nóminas y cada vez que se retrasa un día vamos a la puerta del Ayuntamiento a protestar", explica a EFE Toñi Guardada, una de las limpiadoras que en su vida ha tenido "ni una multa de tráfico" y que ahora no sale de su asombro al saberse condenada por el juzgado de instrucción número 4 de Cádiz.
Los hechos sucedieron el 26 de diciembre de 2011 cuando las limpiadoras decidieron ir al pleno municipal para mostrar su enfado porque no habían cobrado ni la paga del mes ni la extra.
"Estuvimos calladitas hasta que en un momento dado empezamos a decir en alto a la alcaldesa que queríamos nuestro sueldo, que hablara con la empresa para que nos pagara", recuerda Toñi Guardado.
El caso es que la alcaldesa, Teófila Martínez, ordenó su desalojo del pleno y la policía local cumplió esa orden: "vinieron en tropel y nos echaron como si fuéramos vacas, decían que estábamos reventando el pleno. A una compañera que estaba haciendo fotos le intentaron quitar la cámara y en el forcejeo la lesionaron porque nosotras, del trabajo, estamos echas polvo de las cervicales y enseguida se nos desmorona el cuello".
El caso es que los agentes denunciaron a las limpiadoras por lesiones (arañazos) y alteración del orden público y las limpiadoras a las agentes también por lesiones.
Según cuenta Toñi Guardado, los agentes "han salido de rositas" porque su denuncia no acabó en ninguna condena, mientras que ellas van a conocer lo que es estar "arrestadas", tras un juicio de faltas celebrado hace ahora un año y en el que los agentes no tuvieron más que presentar como prueba la grabación del vídeo del pleno.
"En el juicio nos preguntaron una a una: ¿es usted esa? y claro como íbamos a decir que no, si estábamos en el vídeo todas", bromea.
Las limpiadoras han cumplido hoy el trámite de informar al juzgado qué día y cómo lo cumplirán. Y han decidido que un día de arresto lo pasarán cada una en su casa, unas un sábado y otras un domingo para no faltar a su trabajo, y el otro todas juntas, el 27 de octubre, en el local de una asociación de vecinos de la capital gaditana.
Aunque se lo toman entre la incredulidad y la "guasa", las limpiadoras creen que su condena es "un pasote", que se piensan tomar muy en serio porque en el juzgado les han leído la cartilla y ya les ha quedado claro que durante esas 48 horas no pueden salir de su casa o del local que han comunicado al juzgado.
"Nos han dicho que tengamos mucho cuidado, que ni a bajar al perro, y que si fumamos que nada de salir a la puerta, a echar el humo por la ventana, porque podemos cometer un quebrantamiento del arresto", dice esta limpiadora de 55 años, que lleva 34 trabajando en este oficio y que ahora se prepara para vivir dos jornadas "arrestada".
"Hay gente que roba y está en la calle y nosotras arrestadas, yo no lo entiendo", dice.
Pero aún así asegura que a este colectivo de mujeres que trabajan "por un suelo de 700 ó 800 euros con el que tenemos que sacar adelante a nuestras familias" ni con esas se les va a quitar las ganas de protestar: "cuando hay que estar en la lucha hay que estar", afirma tranquila. EFE