“Dura”, “tensa”, “muy crítica”, “triste” y, especialmente, “larga”, fueron algunos de los adjetivos dedicados ayer por parte de los asistentes a la asamblea local celebrada por el PSOE en el Hotel Guadalete. En total, más de seis horas de debate en las que la militancia asumió su protagonismo mediante la libre exposición de sus opiniones en torno a la gestión del partido, la labor del grupo municipal y el estado de las cuentas.
“Ha sido una asamblea dura, pero casi todas lo son”, exponía ayer a la finalización del encuentro uno de los integrantes de la ejecutiva, pero satisfecho con la circunstancia de que Miriam Alconchel sigue contando con el respaldo mayoritario de los afiliados, “como ha quedado de manifiesto en el resultado de las votaciones que se han celebrado durante la asamblea”.
Alconchel, como secretaria general, llevó buena parte del peso de la asamblea, desde el momento en que tuvo que presentar el informe de balance de gestión de los últimos seis meses y los resultados de la auditoría externa que se encargó para analizar la situación de las cuentas de la agrupación local durante el periodo entre 2004 y 2012 -el correspondiente a la etapa de Pilar Sánchez como secretaria general-, así como el presupuesto para el presente año.
Sus argumentos, en cualquier caso, no terminaron por convencer al sector crítico, que sigue poniendo en cuestión la validez de la citada auditoría -“es un certificado contable, no una auditoría”, matizaron algunos-, y, como era de esperar, fue la militancia la que, abiertamente, y a través de sus correspondientes intervenciones, asumió el protagonismo, hasta el punto de proponer en varias ocasiones la disolución de la ejecutiva -consideran que “no han sabido asumir sus responsabilidades políticas”- y la celebración de una asamblea extraordinaria de la que saliese una dirección “en la que todos estemos representados”, apunta uno de los intervinientes.
La propia Alconchel, y demás miembros de la ejecutiva, rechazaron dicha probabilidad, sobre todo porque no era lo más aconsejable en las actuales circunstancias, con la campaña para las europeas a la vuelta de la esquina, ante lo que la secretaria general animó a trabajar desde la unidad y a contribuir a dar una “respuesta a los ciudadanos, independientemente de las opiniones encontradas”. A este respecto, en relación a su vez con la labor del grupo municipal, la asamblea sí que coincidió en que hay que exigir a sus integrantes mayor presencia en la calle, en los medios y en los colectivos sociales de la ciudad.
Los integrantes del “renovado” grupo -a Francisco Lebrero, que ayer no estuvo presente en la asamblea tras su dimisión, le relevará casi con toda seguridad Luis Flor- reconocían ayer que la “dinámica” tiene que cambiar, pero también insistieron en que “el grupo sin el partido no es nada”, por lo que reclamaron más implicación a la hora de preparar estrategias y asumir un “papel relevante” del que ha venido careciendo desde el inicio del mandato.
Pero, por encima del grupo municipal, a quien más se aludió en el transcurso de las más de 40 intervenciones -“unas dos terceras partes en sentido muy crítico”, apunta uno de los asistentes-, fue a la ejecutiva, ante la que se lamentó que no se reconociera su “incapacidad política” para refundar el partido, como evidencia el hecho de que “siguen los problemas internos, se han producido dimisiones, ahora la suspensión cautelar de militancia de dos compañeros...” Apuntes que llevaron a los militantes del sector crítico a señalar que Miriam Alconchel había perdido la oportunidad de convertirse en la primera secretaria general “post-pilarista”, en vez de ser la “última del pilarismo”.
A pesar de las críticas -que desde la ejecutiva consideran que no representan el sentir de la mayoría de los afiliados, sino el de algunos militantes- y de las “dudas no resueltas”, tras más de seis horas de debate, la asamblea llegó a su final. “Es como si después de todo lo que hemos dicho, sólo tocara pasar a otra cosa”, se lamentaba uno de los integrantes del sector crítico. Y lo que toca es olvidar las diferencias y trabajar en equipo para conseguir desde Jerez los mejores resultados para el partido en las próximas elecciones europeas. En eso estarán todos... hasta más ver.
Las ausencias de Abeledo y Romero
Quienes no pudieron intervenir en el transcurso de la asamblea de ayer fueron José Abeledo y Manuel Romero, sobre los que pesa una suspensión cautelar de militancia, y que comparecieron en el Hotel Guadalete con sendos parches en la boca en los que podía leerse “vetados”. El asunto ha llegado a manos de la Ejecutiva Federal, y, a la espera de la resolución definitiva, han perdido su condición de militantes y ni siquiera pudieron entrar en el salón donde se celebraba la reunión. Fuentes de la ejecutiva local aseguran que el Federal ha atendido la documentación aportada al respecto de la situación de ambos militantes y “ha entendido” que se trata de una decisión que “se ajusta a derecho”, aunque este periódico ha podido saber que también se ha presentado un recurso ante el propio Federal que contradice la actuación de la ejecutiva local. De hecho, hubo varios compañeros que defendieron la labor en el partido tanto de Abeledo como de Romero y criticaron el trato que se les está dispensando.