Los enfrentamientos armados entre partidarios y detractores del presidente de Siria, Bashar al Assad, que se han registrado este viernes en la ciudad libanesa de Trípoli se han saldado con al menos 25 muertos y 175 heridos, según ha informado la agencia estatal de noticias, NNA.
En los choques se han enfrentado los combatientes del barrio de preeminencia suní de Bab al Tabbaneh y el distrito de mayoría alawí de Jabal Mohsen, la secta chií a la que pertenece Al Assad, aunque también el Ejército libanés se ha visto involucrado. En respuesta a una emboscada ejecutada por hombres armados, cuatro soldados han resultado heridos.
Los militares han realizado varias redadas en barrios que registran una intensa actividad armada como Qibbeh y Al Amrikan en las que se han incautado de cuantiosos arsenales y equipamiento militar. La presencia del Ejército se reforzó el pasado mes de diciembre a petición del gobierno local durante seis meses para aplacar la espiral de violencia en Trípoli.
Como consecuencia de los extendidos combates entre partidarios y detractores de Al Assad, cuatro niños han resultado heridos, uno de ellos de gravedad, tras el estallido de un proyectil contra la vivienda en la que se encontraban, situada en el barrio alawí de Jabal Mohsen. Un menor más ha sido herido en otro ataque de similares características perpetrado contra un mercado del distrito suní de Bab al Tabbaneh.
El fuego de mortero y los disparos de francotiradores han proliferado entre ambos bandos, que han lanzado cócteles y granadas y empleado rifles de asalto. Los enfrentamientos se han llegado a expandir a la conocida como Calle 33, donde abundan los restaurantes y locales comerciales, según ha informado el periódico libanés 'The Daily Star'.
REPERCUSIONES EN LA CALLE
"Si el Gobierno continúa rehuyendo sus cometidos, llamaremos a la desobediencia civil durante en una semana", ha advertido el director de la Asociación de Mercantes de Trípoli, Asaad Hariri, que ha indicado que, ante la ausencia de decisiones por parte de las autoridades, tendrán que ser los ciudadanos los que intervengan.
"Pararemos de pagar el agua, la electricidad y las facturas de teléfono porque las condiciones en Trípoli son ya insoportables", ha clamado Hariri, en alusión a la situación económica que atraviesa la ciudad fronteriza con Siria.
Los colegios y universidades permanecen cerrados desde hace semanas a causa del repunte de los combates, lo que, según la gestora del colegio Rawdat al Faihaa, Nour Sharif, podría provocar que los estudiantes "pierdan todo un año" académico en Trípoli.
En un intento por tratar de contener la deriva violenta, un grupo de diputados y funcionarios de Trípoli se han reunido a última hora de este viernes para urgir a los combatientes suníes que declaren un alto el fuego. Sin embargo, los enfrentamientos proseguían según se aproximaba la medianoche en Líbano.
Los suníes y alauíes de Trípoli han mantenido enfrentamientos esporádicos durante décadas, pero la guerra civil en Siria ha agravado la situación y ha insuflado los choques armados. Ambos bandos se han acusado mutuamente de utilizar Trípoli, situado a unos 50 kilómetros de la frontera con Siria, para enviar combatientes y armas.
El Gobierno libanés obtuvo el pasado jueves la confianza del Parlamento y puso fin así a casi un año de crisis política en el país, azotado por los atentados contra enclaves del partido-milicia chií Hezbolá, la violencia en Trípoli y el delicado equilibrio de fuerzas en el Ejecutivo.