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Goleada balsámica para un Real Madrid en busca de la confianza perdida

Saltó el Real Madrid sintiendo una presión que hace meses no experimentaba. Del liderato en solitario a ser el tercero de los aspirantes al título, conocedor del triunfo del Atlético de Madrid y Barcelona

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El Real Madrid respondió a las victorias de Atlético de Madrid y Barcelona con un triunfo balsámico ante un Rayo Vallecano que pagó cara su valentía (5-0), en un duelo que sirvió para levantarse al equipo de Carlo Ancelotti y zanjar su semana más negra de la temporada.

Saltó el Real Madrid sintiendo una presión que hace meses no experimentaba. Del liderato en solitario a ser el tercero de los aspirantes al título, conocedor del triunfo del Atlético de Madrid y Barcelona, digiriendo aún dos derrotas en el peor momento. El Clásico y el tropezón del Sánchez Pizjuán han restado la confianza en sus virtudes. Ante el Rayo jugó anestesiado por una semana negra. Con poca actitud para lo que exigía un guión de reacción inmediata y acabó recuperando autoestima gracias al planteamiento del rival.

El mensaje ofensivo en otro momento de Carlo Ancelotti comienza a tomar otro cariz. Sin Luka Modric, baja por fiebre, la apuesta por Illarramendi antes que por Isco es un mensaje a navegantes. Enfrente tendría un equipo que apuesta por el fútbol en cualquier escenario. El Rayo Vallecano no se arruga y sale por el balón. Deja espacios y corre riesgos. El mejor escenario para la magia de Isco.

Pero la derrota deja heridas y Ancelotti quiso cerrarlas antes del duelo europeo de cuartos de final ante el Borussia Dortmund. Illarramendi se solapa con Xabi Alonso, que en momentos del partido fue un tercer central, alejado de su zona de influencia. Los malos resultados también señalan jugadores y a Diego López comienza a poderle una campaña en su contra. Aficionados de su propio equipo le silbaron en un partido en el que no tuvo trabajo.

Salió el Real Madrid con intención de corregir errores recientes, enganchado a ese plus que da la presencia de Di María. El jugador que tanto añoraron en Sevilla, generó la primera acción clara para un Benzema que ha perdido el ángel. Por bajo no superó a Rubén con todo a favor para marcar y hacer plácida la noche desde su inicio.

Faltó continuidad en el juego madridista en el primer acto y juntar líneas. Un equipo muy largo, sin ayudas defensivas de los tres jugadores de arriba, fue dando confianza a un Rayo resucitado para la salvación. No era su guerra pero no iba a renunciar a nada en un extraño momento en el Bernabéu.

Arbilla salvaba el primero tras la primera acción brillante de Bale, el jugador más enchufado al partido. El pase picado dejó a Coentrao con opción de regalar el primero, pero sobre todo mostraba el camino para pases al espacio con una defensa rival adelantada. No perdonó al cuarto de hora Cristiano Ronaldo. Conectó con Bale y rompió a la zaga con velocidad para definir con calidad con un toque ajustado al poste.

El gol tempranero no quitó los nervios al Real Madrid. No encontró su fútbol y el nerviosismo en la grada fue creciendo. Benzema perdonaba una acción completamente solo para marcar por controlar en vez de chutar de primeras y Bale caía fulminado cuando en un mano a mano con Rubén, intentó picar el esférico y chutó al césped. El Rayo se mantenía en pie y asomaba por área rival sin inquietar nunca a Diego López con ningún disparo.

El susto de la noche lo dejó Cristiano. Juega el portugués lesionado, con molestias en la rodilla izquierda. Un golpe le dejó tendido y sangrando en la misma zona de su dolencia. Cojeó en la recta final del primer acto pero en el segundo demostró que está para jugar en Liga de Campeones. Sólo una lesión grave alejaría del terreno de juego a un jugador que quiere jugar todo y que hoy se fue cabizbajo porque quería más tantos con su firma.

En la reanudación, el Real Madrid encontró los goles sin tener que mejorar su fútbol. Comenzó a aprovechar los espacios que dejó en defensa el Rayo, oro para la velocidad de Bale, Di María y Cristiano. Ellos fabricaron el segundo, que cedió Cristiano a Carvajal.

Con el triunfo en el bolsillo llegó la goleada. Tras un testarazo al lateral de la red de Saúl y con errores que nunca se pueden cometer en el estadio de un grande. Di María inventó el tercero con una carrera y regalo a Bale, que también marcó el cuarto con una carrera todo el campo tras un saque de esquina del Rayo.

La fiesta, con Isco ya gustándose en el campo, la cerró un jugador picado por la falta de oportunidades. Morata se enfadó con Cristiano, que no le pasó cuando tenía la portería vacía para marcar, y liberó su rabia con un derechazo a la escuadra desde el pico del área grande. El gol de la noche que cerró un partido que debe servir para recuperar autoestima al equipo de Ancelotti. No era la guerra del Rayo ni el estadio donde pelear su salvación.

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