Pasar un fin de semana de inmersión total en la lengua de Shakespeare y rodeado de naturaleza es lo que propone la British Experience, una iniciativa que ha surgido en Cádiz como alternativa a otros métodos de enseñanza del inglés.
Rosa Hernández, gaditana y licenciada en Filología en la UCA es uno de los tres pilares en los que se asienta la iniciativa que tuvo una primera edición el pasado marzo y que volverá a repetirse del 16 al 18 de mayo en la Granja Escuela Buenavista de la pedanía arcense Junta de los Ríos, finca de siete hectáreas que linda con el Río Guadalete.
Esta profesora con más de 15 años de docencia a sus espaldas, siete de ellos en el Reino Unido, comparte la organización de la British Experience con el también gaditano José Ramón Puya, profesor en el colegio San Felipe Neri de la capital y encargado en la Granja escuela de la animación y con el sudafricano Stephen Ferreira, el cual se encarga de los asistentes con mayor nivel de inglés.
La British Experience está dirigida a mayores de 18 años y con niveles intermedios de inglés, es decir, B1 y B2, con lo que no es de extrañar que además de cuantas personas quieran ampliar sus conocimiento de la lengua británica, sean muchos los profesores interesados en asistir, dado el bilingüismo imperante en los centros educativos actuales.
En palabras de Hernández, "la British Experience consiste en practicar el inglés hablado en todo momento, desde la llegada a la Granja Escuela y aprender elementos de la cultura británica, entre los que se incluyen los gastronómicos, pues hasta las comidas serán típicamente británicas, con ello las costumbres, gastronomía, series británicas, periódicos o revistas no faltarán en la experiencia y a la hora de conocer el entorno de la granja (www. granjaescuela.net) se aprenderá el vocabulario relacionado con la naturaleza y el medioambiente en general.
En resumen, asistir a esta British Experience puede suponer un enriquecimiento académico y personal al participante, ya que a la gran cantidad de actividades a desarrollar, como visitas a establos, gallinero, huerta ecológica o frutales se le suman talleres de repostería, en el que no se aprenderá a hacer tocinos de cielo y sí fairy cakes (magdalenas) o Yorkshire puddings, por no hablar de talleres de reciclado, además de otras actividades lúdicas como animación y juegos en la naturaleza.