Dos operaciones en Gibraltar por contrabando de tabaco

Entre la noche del miércoles y la madrugada de hoy viernes, en Gibraltar se han desarrollado varias operaciones policiales y se ha sustanciado un juicio relacionados con el tráfico ilícito de tabaco. En total, se han retirado del mercado 10.000 cajetillas de tabaco destinadas al contrabando y se han requisado varios vehículos con los que se cometían los delitos.

La primera incautación se produjo momentos antes de la medianoche del miércoles, cuando la División Marítima (Marine Section) de la Policía Real de Gibraltar interrumpió una operación de contrabando de tabaco en la zona de Eastside en el levante e interceptó una embarcación tipo RHIB en una pequeña cala.

Varias personas huyeron al ser sorprendidas por la lancha rápida de la RGP. En el lugar se incautó un total de 3.000 cajetillas de tabaco (60.000 cigarrillos) a bordo de la RHIB interceptada. Además, los agentes en tierra localizaron otras dos embarcaciones RHIB de tres metros de eslora. De estas tres lanchas, dos contaban con matrícula española.

En la operación fue arrestado un ciudadano británico residente en Gibraltar, posteriormente puesto en libertad a la espera de juicio.

La segunda operación se desarrolló en la mañana del jueves, con la persecución de un vehículo de matrícula española desde Devil’s Tower Road (vía paralela a la frontera con España al sur del aeropuerto) hasta Eastern Beach Road (vía que da acceso a la Playa de Levante). Cuando se percataron de la presencia de la Policía, los ocupantes del coche lo abandonaron y huyeron por la playa hacia España. En él se encontraron 500 cajetillas de tabaco (10.000 cigarrillos).


Por otro lado, ayer jueves una mujer española fue sancionada con una multa de 5.000 libras por la Corte de Magistrados por almacenar 2.000 cajetillas de tabaco (40.000 cigarrillos) en su apartamento.

Nadiuska Jiménez, española residente en el distrito de Tarik House, se declaró culpable de posesión y almacenamiento de las 2.000 cajetillas de tabaco de marca Ducal, con un valor total de 4.000 libras.

Patrick Canessa, abogado de Jiménez, declaró que su cliente se vio involucrada en el hecho por un amigo de su marido, que le pagó 40 euros para que almacenara el tabaco y después nunca volvió para recogerlo. Añadió que su cliente aceptó porque se encontraba en una situación financiera desesperada. La acusada se mostró arrepentida, hecho que el Magistrado Charles Pitto tuvo en cuenta pero a la vez consideró que “esta actividad se realizó con fines comerciales”.