A las 5.30 horas de mañana están convocados los empleados en huelga a las puertas de la factoría de Acerinox, donde serán informados de los últimos pasos dados por el comité, incluyendo la negativa del mismo a aceptar la propuesta de Ticsa de retrasar la huelga y mantener una reunión el miércoles. La razón es que la puesta en marcha de las máquinas, que a la postre es la acción más costosa, debilitaría la posición de los trabajadores si no se llegase a un acuerdo en el posterior encuentro.
Asimismo, en los días previos a la huelga el comité ha hecho públicas sus intenciones de rebajar las pretensiones solicitadas por los trabajadores. En este sentido, y pese a que mantienen la petición del 100% del salario durante los días trabajados, aceptarían bajar al 85% de la remuneración en los días que no se trabaja.
No obstante, desde el comité consideran que esta rebaja en las condiciones debe venir acompañada de un gesto por parte de Acerinox. Ello significaría el pago a los trabajadores de los primeros días en que la huelga estuvo en vigor, una propuesta que, según Moreno, la acería ya puso encima de la mesa para evitar las medidas de presión.
Clave
Moreno mencionó ayer que Acerinox “es la que tiene la voz de mando” en el proceso negociador, ya que es la acería la que saldría más perjudicada por el paro. De hecho, el contacto entre los comités de empresa de ambas compañías ha sido constantes desde que se convocó la huelga. Mañana, los responsables del comité de Abantia-Ticsa pretenden volver a ponerse en contacto con sus homólogos de la acería para conocer si desde esta firma hay nuevas propuestas para solucionar el conflicto.
Otro aspecto que queda pendiente es la denuncia formulada ante Inspección de Trabajo por la consideración, por parte de la empresa, de los 12 primeros días de marzo como vacaciones.