Las actividades paralelas de la presente edición de la Bienal de Flamenco continúan dando brillo a la programación musical sevillana. El ciclo Flamenkeando celebra su segunda y última cita mañana sábado, en las instalaciones del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, CAAC. Si la climatología fuera adversa, se cambiaría el lugar de la celebración del concierto o se aplazaría a una fecha próxima.
Esta segunda entrega ofrece un triple concierto de calidad contrastada ya que a El Puchero del Hortelano se suman las actuaciones de Diego Carrasco y Manuel Molina.
Ayer saltaba la noticia que confirmaba que tanto Tomasito, uno de los triunfadores de la primera entrega de Flamenkeando, como el prestigioso batería y percusionista Tino Di Geraldo estarán presentes en el escenario, como invitados especiales del jerezano Diego Carrasco.
Desde la organización del evento se asegura a esta redacción que el ritmo de venta de entradas va a muy buen ritmo y que no descartan un lleno casi absoluto, como ya ocurrió el pasado sábado 13 de septiembre, en el primer concierto del ciclo.
El Puchero del Hortelano es una banda que esta activa desde el inicio del presente siglo, con varios trabajos discográficos en el mercado e innumerables giras y conciertos realizados. Con El Tiempo de Manuel vino la consagración definitiva de la banda, que abarroto salas importantes en España como La Riviera, o Razzmatazz.
También participaron en festivales del nivel del Viñarock, Territorios, Arenal Sound o En Vivo, hecho que les llevo a realizar una gira de promoción internacional visitando Argentina, Chile y Francia, países en los que comienzan a gozar de una creciente popularidad.
Diego Carrasco, considerado uno de los reyes del compás en el mundo flamenco, desplegara su directo en el que no suele dejar indiferente a nadie. Su arte y forma tan especial de entender el flamenco son una razón de peso para no perderse este concierto. Además y como guinda al pastel estará acompañado en el escenario por ilustres músicos de reconocido prestigio.
De Manuel Molina poco se puede decir que no se haya dicho ya. Sensibilidad, duende, saber estar, quejío, sentimiento, son solo algunos aspectos de los que Molina tira para enardecer a un público que lo entiende y lo adora.
El, por sí solo, llena cualquier escenario donde aparezca y eclipsa a todos los que pasen cerca. Molina es el flamenco en estado puro.
Flamenkeando llega a su fin, pero solo por esta temporada ya que sus creadores apuestan firmemente por que este evento tenga continuidad, mas allá de que forme parte de las actividades paralelas de La Bienal, en años venideros, o no.