El PSOE trabajará para intentar concretar la Estrategia de Acción Exterior que ha preparado el Gobierno y que, a juicio de los socialistas, peca de una excesiva neutralidad en algunos aspectos.
El Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados valora que España se dote de esta Estrategia de Acción Exterior, pero espera poder hacer aportaciones al texto durante el trámite parlamentario que permitan concretar más el documento elaborado por el Gobierno.
En declaraciones a Europa Press, la portavoz socialista en la Comisión de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha subrayado la "importancia" de que España cuente con un instrumento de política exterior de este tipo, si bien considera que el documento que ha salido del departamento que dirige José Manuel García-Margallo "no es arriesgado" cuando trata de definir qué papel debe jugar España ante los desafíos de un mundo cambiante.
Jiménez reconoce que esa neutralidad del documento a la hora de describir los elementos de la política exterior española puede ser "un buen punto de partida" si lo que busca es generar un consenso, pero ha animado a "entrar a fondo" en otros aspectos, como la definición de los riesgos a los que se enfrenta España en un mundo global y que cambia tan rápidamente.
La portavoz socialista también ha avanzado que su grupo trabajará para intentar acordar con el resto de fuerzas unos objetivos de la acción exterior que sirvan para evaluar el trabajo de las Embajadas y Oficinas Comerciales. La Estrategia de Acción Exterior del Gobierno habla de estos criterios de evaluación, pero no los define.
A lo largo de 170 páginas, la Estrategia apuesta por que la UE avance hacia una verdadera unión federal y detalla toda una serie de medidas a corto y medio plazo para ir progresando en esa dirección ; fija las condiciones para la participación de España en misiones internacionales, se compromete a promover la democracia en el mundo evitando injerencias, defiende "fortalecer" la Alianza de Civilizaciones como instrumento de prevención de conflictos, menciona la lucha contra el yihadismo como una prioridad y propone un mayor protagonismo del presidente del Gobierno en la política exterior.
El documento aspira a convertirse en un texto de consenso cuyos principios sirvan de guía en la toma de decisiones, con el objetivo de evitar en lo posible que se den bandazos en una política que debe ser de Estado.