La desmovilización de las protestas contra el Ejecutivo del primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, fue anunciada por sus cabecillas después de que las tropas rodearan a los cerca de 2.000 activistas que permanecían en el interior del último campamento rebelde, situado en los aledaños de la sede gubernamental, en Bangkok.
Antes, varios líderes de los camisetas rojas, llamados así por el color de las prendas que visten, se reunieron en las proximidades del Palacio de Gobierno con el jefe de la Policía nacional, el general Phatcharawat Wongsuwan, para trazar el plan de retirada.
Muchos manifestantes, alicaídos y en silencio, abandonaron el reducto en el que se atrincheraron durante casi tres semanas, portando consigo banderas, grandes fotografías de su máximo líder, el ex primer ministro depuesto Thaksin Shinawatra, y enseres personales, incluidas las neveras portátiles y los hornillos, que hicieron más llevadero el asedio al edificio oficial.
A medida que salían del campamento por el pasillo flanqueado por unos 300 soldados, los activistas fueron cacheados y sus propiedades inspeccionadas por las fuerzas de seguridad con la finalidad de asegurar que no escondían armas.
En orden, los manifestantes se subieron después en los sesenta autocares que las autoridades pusieron a su disposición para facilitarles el regreso a las provincias del país desde las que llegaron a finales de marzo, cuando los organizadores de la protesta decidieron concentrar a sus partidarios en Bangkok.
El director de la Policía nacional indicó a los periodistas que los dirigentes de las protestas serán acusados formalmente de incumplimiento de las restricciones impuestas por el estado de excepción, declarado en Bangkok y en otras cinco provincias vecinas a la capital hace dos días.
“Todos los líderes de la protesta van a ser acusados. Las órdenes de captura se emitirán en unas horas por asamblea ilegal, prohibida por el estado de excepción”, dijo el general Wongsuwan.
Los dirigentes de las protestas llamaron a sus correligionarios a disolverse de forma pacífica, poco después de que los soldados efectuaran disparos al aire mientras avanzaban hacia el campamento que mantenían cercado desde primeras horas de la mañana.
Hasta el último instante, los manifestantes aguardaron detrás de las barricadas formadas con vallas metálicas, troncos de árboles arrancados, automóviles, neumáticos, y se proveyeron de cócteles Molotov, piedras y ladrillos, según relatos de los testigos.
La víspera, las tropas dispararon al aire en reiteradas ocasiones para disolver grupos incontrolados de camisetas rojas que reaparecían en el casco viejo, al mismo tiempo que en la zona nueva de Bangkok decenas de miles de personas salían a las calles con pistolas de agua para comenzar a celebrar las festividades del Año Nuevo tailandés.
Los violentos enfrentamientos librados el lunes en diversas zonas de la metrópoli causaron dos muertos y 123 heridos, de los que 50 permanecían ingresados en nueve hospitales de Bangkok, indicó el Ministerio de Sanidad.
Orden de arresto contra Shinawatra
Un tribunal de justicia de Tailandia emitió ayer órdenes de arresto contra el ex primer ministro Thaksin Shinawatra y 13 aliados por las violentas protestas organizadas por sus seguidores, los ‘camisetas rojas’.
El portavoz de la Policía de Bangkok, Suporn Pansua, explicó que las órdenes de arresto son por asamblea ilícita e incitar a alterar el orden público, en relación a los llamamientos de Shinawatra a sus partidarios para que hiciesen la revolución y a las manifestaciones celebradas.
El multimillonario Shinawatra, condenado en rebeldía el pasado octubre a dos años de prisión por un delito de abuso de poder cuando gobernó el país, entre 2001 y 2006, vive en el exilio desde el pasado mes de agosto.