El Parque Moret, el “pulmón verde” de Huelva, como así lo llama el alcalde, Pedro Rodríguez, ha multiplicado su actividad en los últimas semanas, algo que desde la Plataforma Asociación Amigos del Parque Moret celebran, pues “eso favorece su conocimiento y estimación de lo que vale”.
De hecho, en un comunicado remitido a este periódico, valoran “las actividades que últimamente están desarrollándose, que dan vida y dinamismo al parque, identificándolo y haciéndolo sentir entre la ciudadanía como algo valioso y propio”.
Además, la plataforma aplaude que “estén iniciándose ya las obras de la ampliación de los huertos ecológicos y de la acampada controlada”. Sin embargo, hay muchos peros tras este reconocimiento, pues “esto sucede especialmente cuando se vislumbran en el horizonte significativas jornadas de concurrencia electoral”.
De hecho, afirman que “parece que toda aquella actuación o labor que se había aplazado, suspendido u olvidado, se retoma y acelera, y a toda costa se organizan celebraciones, festejos, inauguraciones y fanfarrias de todo tipo”.
Por ello, dan un tirón de orejas al Ayuntamiento capitalino, pues las intervenciones que se están desarrollando últimamente en el parque -los huertos ecológicos y la acampada-“deberían formar parte de un plan para la finalización del proyecto de construcción del parque con el fin de seguir contribuyendo a la construcción de la ciudad, en base a necesidades y no a intereses dudosamente legítimos”.
Asimismo, la plataforma recuerda que “la instalación de fuentes de agua potable, aseos públicos y una vigilancia sistemática y permanente, son capítulos pendientes de una reivindicación abierta y persistente por nuestra parte que siguen sin solucionarse”.
Por último, tras recalcar que no es su intención “entorpecer o hacer política obstruccionista a la labor municipal”, exigen, por un lado, “el reconocimiento de nuestra labor de tantos años de forma explícita en la medida exacta y en cada momento”; y por otro, que es lo fundamental, “la finalización del parque”, pues recuerdan que “debería estar acabado hace diez años, y hace siete que se inauguró”, así que entienden que el porqué de este retraso sólo tiene una respuesta: “falta de voluntad política”.