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Miércoles 27/11/2024
 
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España

Maduro mantiene el enfrentamiento con España casi dos meses después del apoyo de Rajoy al opositor Leopoldo López

La llamada a consultas es una herramienta de protesta diplomática que equivale a una retirada temporal del embajador, hasta que el incidente se considere superado. Supone una queja enérgica, más fuerte que convocar al embajador del país que provoca el incidente

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El Gobierno de Venezuela mantiene abierto el contencioso con España casi dos meses después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidiera la puesta en libertad del opositor Leopoldo López, a quien se le acusa de ser el instigador de las protestas estudiantiles contra el Ejecutivo de Nicolás Maduro.

   Las últimas declaraciones de Maduro llamando "asesino" de más de un millón de iraquíes al expresidente del Gobierno español José María Aznar por su apoyo a la guerra de 2003 que desbancó a Sadam Hussein demuestran que el mandatario venezolano no tiene interés alguno en reconducir la relación con España.

   La ausencia del embajador venezolano en Madrid, Mario Isea, es otra señal de que Caracas aún no ha dado por superado el incidente que provocó que Maduro llamase a consultas a su representante en Madrid para expresar su malestar por la reunión que Rajoy mantuvo en la sede de su partido con la mujer de López, Lilian Tintori, que también ha sido recibida por el Papa Francisco.

   La llamada a consultas es una herramienta de protesta diplomática que equivale a una retirada temporal del embajador, hasta que el incidente se considere superado. Supone una queja enérgica, más fuerte que convocar al embajador del país que provoca el incidente.

   Tras las acusaciones de Maduro contra Aznar, el Gobierno español ha optado por expresar su malestar convocando al encargado de negocios (número dos) de la Embajada de Venezuela en España, ya que el embajador permanece en su país.

   Los intereses empresariales en Venezuela --que abarcan sectores clave como el energético, las infraestructuras, el turismo, las comunicaciones y la Defensa-- y la numerosa colonia española en ese país (superior a las 200.000 personas) condicionan siempre el nivel de protesta que a España le conviene mostrar con Caracas.

   De "absolutamente inaceptables" ha tildado este lunes el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, los ataques de Maduro contra Aznar, que se producen apenas unos días después de que Rajoy reconociera que no se lleva bien con el líder venezolano porque a él le "gusta la democracia".

   Rajoy coincidió en la pasada Cumbre Iberoamericana de Veracruz con el vicepresidente venezolano, Jorge Arreaza, si bien ni el presidente ni el Rey ni el ministro de Exteriores mantuvieron con él una entrevista bilateral. En los contactos informales con la delegación española, los venezolanos no pusieron fecha alguna para el regreso de su embajador a Madrid.

UNA SUCESIÓN DE INCIDENTES

   Este último incidente del Gobierno de Mariano Rajoy con Venezuela no es excepcional. El Ejecutivo venezolano también llamó a consultas a su embajador en abril de 2013 después de interpretar que el ministro García-Margallo no había reconocido la victoria de Maduro en las últimas presidenciales al hacer una primera valoración de los comicios, cuando confió en que se mantuvieran las buenas relaciones entre España y Venezuela "sea quien sea el vencedor" de esas elecciones.

   En esa ocasión, el embajador venezolano apenas estuvo unos días fuera de Madrid y la situación se recondujo pronto. Pero la tranquilidad solo duraría unos meses.

   En julio de ese mismo año Maduro ordenó revisar la relación con España como consecuencia del incidente con el avión en el que viajaba Evo Morales, en el que se sospechaba que viajara a bordo el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense Edward Snowden que filtró documentos sobre el programa de escuchas de la agencia.

   Bolivia acusó a las autoridades españolas de querer registrar el avión durante una parada técnica en Gran Canaria, una denuncia que el Gobierno español negó rotundamente.

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