La crisis ha pasado factura a la venta de lotería de Navidad, aunque los más previsores incluso ya venían reservándola desde septiembre pasado, porque al fin y al cabo todos tentamos la suerte de alguna manera. No obstante, “cuesta trabajo pagar veinte euros por un décimo, pero va bien...”, explica Milagros Durán desde la Administración número uno, situada en la calle Corredera, donde ciertamente estos días se nota, como es lógico, mayor trasiego de clientes.
Hay casos en los que los clientes vienen reservando un décimo o más pagándolos incluso en cómodos plazos desde septiembre, con lo cual ahora no tienen que realizar ahora un gran desembolso: “Van pagando cinco o diez euros, como pueden...”.
La preferencia de este año se decanta por las terminaciones en 13, que en término de lotería no parece un número supersticioso. En el caso de esta administración, han intercambiado billetes con una administración de Jaén, que parece haberse agotado ya. También han hecho lo propio con otras administraciones de Madrid, Alicante y otros lugares, con lo que consideran se dan mayores opciones de premio. En este sentido, y como reconoce la lotera, “la gente prefiere lotería de fuera”, casi como si tuviera denominación de origen.
Esta administración ha dado todos los premios habidos y por haber en su larga historia, pero el único que le falta es el gordo de Navidad. La tímida sonrisa de la joven lotera revela que este es su deseo.
Mientras tanto, el televisor de la administración no para de emitir el cada vez más famoso anuncio de la Lotería de Navidad, con ese hombre angustiado que acaba llorando de felicidad ante la bondad ajena... El próximo día 22 seguro que habrá sorpresa, la incógnita es dónde, a quién o a quiénes le cambiará la vida.
