La Audiencia provincial de Cádiz acoge desde este lunes 12 de enero el juicio derivado de la conocida como Operación Q7, que fue llevada a cabo por la Guardia Civil en junio de 2009 con la detención de 18 personas por delitos de narcotráfico. Uno de los acusados que se sentarán en el banquillo es Iván Odero, considerado líder de la organización dedicada al transporte de hachís desde Marruecos hasta España y conocido por las fuerzas de seguridad por su destreza en el manejo de las lanchas motoras, lo que le valió el apodo de ‘rey de las planeadoras’.
A finales del pasado mes de diciembre se celebró en la Sección Tercera de la Audiencia provincial las cuestiones previas, en las que las defensas de los 13 procesados plantearon la nulidad de las escuchas telefónicas que propiciaron la desarticulación de la banda, considerada por la Guardia Civil como una de las organizaciones sanluqueñas más importantes. La admisión de los recursos podría derivar en una sentencia absolutoria por falta de pruebas.
Junto a Iván Odero, en el banquillo de los acusados se sentarán su hermano David y su entonces pareja sentimental, a la que el Ministerio Fiscal atribuye un papel clave en la organización, así como David Rodríguez, otro de los detenidos que aún permanece en prisión, considerado como la mano derecha de Odero en la organización.
Sanciones millonarias
Para el ‘rey de las planeadoras’ solicita el Ministerio Fiscal una pena de 6 años y 9 meses de prisión así como una multa de 11,8 millones de euros, como cabecilla de una organización que podría haber llegado a introducir hasta 25 toneladas de hachís en un año. Para su mano derecha, al que se le imputa un delito de tenencia ilícita de armas, el fiscal solicita ocho años y cinco meses de prisión. El resto de los acusados se enfrentan a penas que van desde los cinco años y cuatro meses de cárcel al año y tres meses en función del grado de participación en los alijos que se atribuyen a la organización.
La Guardia Civil investigaba a la organización liderada por Iván Odero desde el año 2008. En 2009 comenzaron las escuchas telefónicas autorizadas por el juez, lo que permitió interceptar un alijo de 2,9 toneladas de hachís en Isla Mayor (Sevilla), droga que habría alcanzado en el mercado los 3,9 millones de euros.
El ostentoso nivel de vida del que presumían los detenidos fue clave en la investigación policial. Vehículos BMW, AUDI, Mercedes, así como otros de alta gama, llamaron la atención de la Guardia Civil que llevó a cabo la denominada Operación Q7 en referencia a uno de los vehículos que le fueron intervenidos a los componentes de la organización. El operativo desarrollado en Sanlúcar suposo la intervención de 14 vehículos, algunos de ellos de alta gama, 6 embarcaciones, 2 motos de agua, 90.000 euros en efectivo y numerosas joyas, así como animales exóticos y 9 viviendas, obtenidas, según la Guardia Civil, de la actividad ilícita del narcotráfico.