Sin acceso ni expediente

Dentro de veinte años, o cincuenta, cuando solo la memoria y la historia política de esta provincia recuerden a Leocadio Marín y a José Enrique Fernández de Moya, un turista viajando en su coche no podrá entrar a Baeza desde la autovía porque no habrá ninguna salida directa a una de las dos únicas ciudades Patrimonio Mundial de Jaén. Como, lo más posible es que no disfrute de la Catedral de Jaén porque al no haber sido incluida en el expediente de ese Patrimonio Mundial, junto a los conjuntos renacentistas de Úbeda y Baeza, pase desapercibida en su guía turística, copada con cientos de monumentos de toda la Comunidad Andaluza. Baeza no tendrá entrada desde la autovía y la Catedral de Jaén no será Patrimonio Mundial. Tan simple y triste como eso. ¿Y por qué? Porque la irresponsabilidad de los políticos de hoy puso un maldito día por delante los intereses estériles de dos partidos ante los intereses de Jaén, a quién se supone que debían representar.  Es la consecuencia de que el PP votara en contra del acceso de la autovía para Baeza y PSOE e IU decidieran ayer no abrir el expediente de su Patrimonio Mundial a la Catedral de Jaén. Pero, más grave quizá, es comprobar, a raíz de la disputa Marín-Fernández de Moya, que la carrera de la Catedral de Jaén no tenía más cimientos que los de la ilusión de todo un pueblo y que los argumentos de que la seo jienense fue modelo de otras en Latinoamérica eran débiles y poco convincentes.