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Moya mantiene "implicación" de Raúl en el crimen de la bebé Míriam y juez rechaza careo entre ambos

Jonathan Moya, presunto autor del rapto y muerte de la bebé onubense de 16 meses Míriam, ha mantenido ante el juez la versión en la que "acusa claramente" a Raúl Ríos, desimputado desde febrero en la causa

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  • Jonathan Moya -

Jonathan Moya, presunto autor del rapto y muerte de la bebé onubense de 16 meses Míriam, ha mantenido este martes ante el juez la versión en la que "acusa claramente" a Raúl Ríos, desimputado desde febrero en la causa, de "participar directamente en los hechos", por lo el abogado que ejerce su defensa ha solicitado que se realice "un careo entre ambos", lo que ha sido rechazado por el instructor.

   Así lo ha indicado a los periodistas tras la audiencia preliminar que marca la Ley de Jurado y previa a la apertura de juicio oral el letrado José Ramón Cantalejo, quien ha señalado que el magistrado Jesús Miguel Hernández ha denegado, además, por segunda vez, la práctica de varias diligencias de prueba que ha definido como "fundamentales" después de que Moya haya vuelto a la versión "primigenia" que dio ante la Guardia Civil tras ser detenido en diciembre de 2012.

   Cantalejo ha trasladado que, entre estas, se ha reiterado su petición de reconstrucción parcial de los hechos para poder dirimir si "bastó la intervención de una única persona para arrojar la bolsa de deporte por encima del vallado exterior de la balsa de riego" donde fue encontrado el cuerpo sin vida de la pequeña ya que "no nos cuadra que pudiera ser de ninguna manera tal y como se dice, y hay matices que hacen que no quede claro".

   Al hilo de esto, ha considerado que el rechazo del careo impide que se pueda concretar si, "como dice" Jonathan Moya, "fue finalmente Raúl Ríos quien envolvió a la niña en plástico", máxime, según ha remarcado, cuando la autopsia revela que "falleció por asfixia en último término". "He advertido de la posible indefensión que se genera a Raúl, quien no se puede defender como acusado de una cosa tan grave como esta, y de que se puede crear una duda razonable en jurado popular".

   No obstante, Cantalejo ha admitido que los hasta tres cambios de versión de su patrocinado a lo largo de la investigación del Juzgado de Instrucción 2 han convertido el caso en el "cuento de Pedro y el lobo" y ha hecho alusión a que, aunque hay que esperar al auto de apertura oral, el magistrado ha rechazado 'in voce' todas las pruebas pedidas "al considerar que no es creíble" lo que cuenta Jonathan Moya.

   Sobre estos cambios de versión, el letrado ha recordado que, en un primer momento, acusó a su entonces amigo de manera directa y que luego "lo exculpó por razones que ya explicará en el juicio, ante el jurado popular". "Ahora mantiene con una firmeza tremenda la participación de Raúl y, aunque en honor a la verdad el juez no estima que exista prueba suficiente contra él, yo tengo que considerar muy seriamente lo que mi cliente dice".

   Cantalejo ha hecho alusión, asimismo, a preguntas de los periodistas, a la denuncia interpuesta por Ríos para pedir que se abran diligencias previas para investigar si los mensajes de 'wasap' que motivaron su detención por parte de la Guardia Civil fueron "manipulados" ya que él sostiene que sí y que, por tanto, "eran rotundamente falsos".

   "Francamente no se ha tenido en cuenta por parte del tribunal pero al final puede que el jurado si lo tenga en cuenta porque creo que con esta denuncia está reconociendo que había motivos para que fuese imputado y dudamos que la Guardia Civil manipulase nada", ha concluido.

   Por su parte, el letrado de la madre de la pequeña, Gema Cuerda, ha considerado "correcta" la decisión del juez instructor de no admitir ninguna de las pruebas solicitadas por la defensa y ha subrayado que, a su juicio, "hay prueba más que suficiente y de gran calado para que la acusación contra Jonathan Moya llegue a buen puerto y se le señale como autor de estos hechos tan desagradables".

   El abogado Julián Cazorla ha asegurado que las diligencias pedidas "no iban a llevar absolutamente a nada más que a prolongar el procedimiento de manera artificial en el tiempo" y ha concluido remarcando que las pruebas frente al exonerado Raúl Ríos "eran débiles e sin la fuerza suficiente para llevar a una persona ante un jurado popular".

ACUSACIÓN FISCAL

   Moya González, como único procesado por el crimen de la bebé Míriam ya que en febrero se dictó el sobreseimiento para el entonces imputado por supuesto encubrimiento, se enfrenta a una petición fiscal de 26 años de prisión mientras que la acusación particular pide 29 años de cárcel.

   Según detalla en su escrito de calificación provisional del Ministerio Público, habría golpeado a la pequeña con "gran fuerza y en repetidas ocasiones" con un objeto contundente en la cabeza para "hacerla callar porque lloraba" y la habría envuelto presuntamente cuando "estaba todavía con vida" en un film transparente, provocando su muerte por asfixia.

   Moya González habría introducido supuestamente a continuación el cuerpo sin vida de la pequeña en una bolsa de viaje "junto a su ropita y 15 piedras" para "arrojarla a una balsa de riego tras anudarle por fuera un bloque de cemento de grandes dimensiones" con el que se "aseguraba" de esta forma de que el cadáver "no saldría a flote". En esta balsa, ubicada en Fiñana, fue encontrado su cuerpo sin vida por agentes de la Guardia Civil el 28 de diciembre de 2012

   El Ministerio Público asegura, asimismo, que tuvo retenida a la pequeña con vida entre los días 20 al 24 en el interior del cortijo familiar donde se "escondió" tras raptarla y abandonar a su madre, con quien había mantenido una relación sentimental, y que lo hizo a pesar de "los intentos reiterados de los agentes de la autoridad" y "los desesperados de la familia de la niña para que la entregase".

"NO TENÍA ALTERADAS SUS FACULTADES"

   No apunta, sin embargo, en su relato de hechos qué movió a Jonathan Moya en su acción delictiva aunque a lo largo de la instrucción se apuntó a que el procesado, quien ofreció hasta tres versiones de los hechos en las que hablaba de una muerte accidental de Míriam al caérsele de los brazos "cuando corría por el monte" o "de una mesa", podría haber actuado por precio para vender a la menor.

   Los dos últimos informes aportados a la causa apuntaron, por un lado, que "no tenía alteradas su facultades" aunque sí recogía "rasgos acentuados como impulsividad y tendencia a conductas antisociales" y por otro, descartaban que, tal y como ha sostenido él, la muerte se produjese por una de manera "accidental" ya que las lesiones no serían compatibles debido a "los múltiples focos de contusión" y la "impronta de dedos en el tórax".

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