Dos trabajadores de la contrata de Acerinox Gibraltronic, comenzaron ayer una huelga indefinida convocada por delegados sindicales de CCOO y UGT de la contrata seguida de la instalación de pancartas a las puertas de la factoría para reclamar su subrogación por la empresa matriz en cumplimiento de un supuesto acuerdo verbal.
Dicho compromiso se habría adoptado, según la versión de los reivindicantes, como parte clave de la solución del procedimiento previo a huelga ante el Sercla en febrero de 2014 por un conflicto laboral en el seno de la contrata, que desarrolla tareas de mantenimiento de sistemas informáticos y de telecomunicaciones. De dicho conflicto se había derivado una futura desvinculación de estos dos trabajadores.
El acuerdo del Sercla incluía, tal y como se refleja en la documentación a la que ha tenido acceso VIVA CAMPO DE GIBRALTAR, el compromiso de que ambos trabajadores “mantendrían su vinculación con el contrato de mantenimiento de informática industrial y comunicaciones que Gibraltar tiene firmado con Acerinox hasta el 31 de agosto de 2014, pasando a realizar durante este periodo sus labores en otros centros de trabajo de Gibraltronic en el Campo de Gibraltar”.
En el documento de Inspección se refleja, asimismo, que el gerente de Gibraltronic aclaraba que “han sido los responsables de Acerinox los que se han comprometido verbalmente a contratar a ambos trabajadores antes de finales de agosto de 2014, por lo que se pudo alcanzar un acuerdo con los trabajadores”. En otras palabras, que esta condición fue clave para que se desbloqueara el conflicto.
A las declaraciones de los dos trabajadores y el gerente de Gibraltrónic hay que sumar las del expresidente del Comité de Empresa, Francisco Mora, quien a preguntas de este diario confirmó que fue él en persona quien comunicó este compromiso verbal a los trabajadores de parte de un directivo de la empresa entonces en activo, Pedro Amores.
Periplo
Uno de los trabajadores, Francisco Javier Soler, indicó que desde la asunción del acuerdo ha tenido problemas con Gibraltronic porque, en su opinión, no cumplió el acuerdo pactado en el Sercla al enviarle a una empresa vinculada de Gibraltar, Babytel, que “no se me ha respetado el convenio del metal” y que no se le han pagado “108 horas y media” extraordinarias.
También denunció, como su compañero, haber sufrido acoso laboral y tener partes médicos de ansiedad. Ambos han sido objeto, en este último año y medio, de la aplicación de un ERTE y aseguran, entre otras cosas, no haber podido cobrar el paro en periodos de inactividad por falta de entrega de documentación de la empresa.
A finales de 2014, tanto a Soler como su compañero Francisco Javier Ortega Benítez, en lugar de incorporárseles a Acerinox, se les pidió que hagan un examen de acceso, al que dicen se presentaron otros dos compañeros de Gibraltronic, y de cuyos resultados no han sabido nada. Afirman estar dispuestos a llegar a la huelga de hambre, si es preciso.