Los países europeos, con Islandia a la cabeza, han alcanzado niveles históricos de paz frente al aumento de los conflictos y el terrorismo en Oriente Medio y el Norte de África -las regiones más peligrosas del planeta-, según revela el Índice Global de Paz (IGP) 2015 difundido hoy.
De acuerdo con el IGP, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz fundado por el empresario y filántropo australiano Steve Killelea, el país menos pacífico del mundo es Siria, que ocupa el último lugar de un total de 162 territorios, que acogen al 99,6 % de la población mundial.
Antes, están Irak (161), Afganistán (160) y Sudán del Sur (159), precedidos de la República Central Africana (158), Somalia (157), Sudán (156), la República Democrática del Congo (155), Pakistán (154) y Corea del Sur (153).
Encabezando la lista, elaborada a partir de 23 indicadores -como la seguridad interna, participación en conflictos y militarización-, figuran, después de Islandia, Dinamarca (2), Austria (3), Nueva Zelanda (4), Suiza (5) y Finlandia (6), seguidos de Canadá (7), Japón (8), Australia (9) y la República Checa (10).
España ocupa el lugar 21, por detrás de Portugal (11), Irlanda (12) y Alemania (16), mientras que Chile es el país latinoamericano más pacífico, en el puesto 29, seguido más abajo por Uruguay (44) y Argentina (60), que se sitúa por delante de Grecia (61).
Libia, en el lugar 149 tras caer 13, es el país que más escalones baja en esta edición, seguida de Ucrania, mientras que Guinea-Bisáu sube 24 puestos hasta el 120.
"Lo que refleja el IGP de este año es que, aunque el mundo en general se ha estabilizado, los países más pacíficos lo son cada vez más mientras que los afectados por conflictos son más inseguros, hay una gran división", declaró Killelea en una entrevista con Efe.
En su opinión, la clave es que las democracias consolidadas, como las europeas o Japón, "tienen más mecanismos para adaptarse a los impactos externos, sean económicos o desastres naturales".
Por ejemplo, Islandia, el país más pacífico, quebró durante la crisis crediticia de 2008 y Japón sufrió un devastador tsunami en 2011, pero ambos disfrutan de altos niveles de tranquilidad.
Los factores que fomentan la paz y capacitan a los Estados para hacer frente a circunstancias adversas son "un buen entorno para los negocios, bajos niveles de corrupción, buen nivel educativo, prensa libre, distribución equitativa de los recursos y tolerancia hacia los demás", precisa el empresario.
Estos factores, apunta, han permitido a España "mantener la estabilidad pese a la crisis económica" y a Grecia recuperarse de las expresiones de violencia surgidas durante la crisis, aunque en el caso del Estado heleno la situación es más "frágil" y depende del resultado de las negociaciones sobre el pago de la deuda, explica el fundador del IGP.
De acuerdo con su estudio, de 124 páginas, la intensidad de los conflictos armados aumentó drásticamente el año pasado, con más de 180.000 muertes frente a 49.000 en 2010, y hubo un 9 % más de muertes por terrorismo, hasta unas 20.000.
El terrorismo se ha expandido desde Oriente Medio -de países como Irak o Siria- al África subsahariana, siendo Nigeria (151) el país con más víctimas del mundo.
La masacre de 2.000 civiles en Baga por parte del grupo terrorista Boko Haram en enero de 2015 fue el atentado más letal desde los de 2001 en Estados Unidos; sin embargo, apunta el informe, "quedó eclipsado por la muerte de 11 periodistas de la revista Charlie Hebdo" poco después.
Según los datos del IPG, casi un 1 % de la población mundial (unos 50 millones) son ahora refugiados, el mayor número desde 1945, muchos de ellos de Siria pero también de Congo y Colombia, que este año ocupa el puesto 146 de la liga de la paz mundial.
El impacto de la violencia en la economía global, lo que incluye también los homicidios -de los que hay muchos en Latinoamérica- fue en 2014 de 14.300 billones de dólares o un 13,4 % del producto interior bruto (PIB) mundial, señala el estudio.
Según Killelea, los organismos multilaterales deberían hacer más para promover la paz, y un buen comienzo sería "crear los factores que convierten a los países en más adaptables y mejor capacitados para hacer frente a los impactos".