El etarra Beinat Aginagalde, recientemente condenado por el asesinato del edil socialista Isaías Carrasco, será juzgado el lunes en la Audiencia Nacional por colocar en 2009 dos bombas-trampa en el monte Santa Bárbara de Hernani (Guipúzcoa) dirigidas contra los ertzainas que acudieran a la zona tras otra explosión en un repetidor.
Junto a él se sentará también en el banquillo de los acusados su compañero en el talde Asti de ETA Joanes Larretxe y se enfrentarán a una petición del fiscal de 401 años de cárcel para cada uno por 25 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa, pertenencia a banda armada y tenencia y fabricación de explosivos.
El fiscal Miguel Ángel Carballo expondrá ante la sección tercera de la Sala de lo Penal como ambos integraban el talde legal Asti, dentro del comando Ezuste de ETA junto a Ugaitz Errazkin, Iurgi Garitagoitia y Manex Castro, ya condenado por este atentado.
Según sus conclusiones provisionales, la participación de Aginagalde y de Larretxea se deduce de los restos genéticos encontrados, en el caso del primero, en una bolsa de basura con residuos de los artefactos explosivos empleados y, en el del segundo, en un trozo de cinta aislante de una de las mochilas trampa.
El día anterior al atentado, el 15 de enero de 2009, los acusados junto a los otros miembros del comando confeccionaron en casa de la madre de Manex Castro tres mochilas-bomba a base de amonal, un multiplicador (pentrita) y un reforzante (nitrometano) con iniciación eléctrica y temporizador.
Uno de los artefactos fue accionado sobre la 01.02 horas del día 16 en el repetidor de comunicaciones del barrio de Santa Bárbara, "causando a France Telecom España desperfectos estimados en 22.386,01 euros; a Retevisión en 52.610 euros y al departamento de Interior del Gobierno vasco en 2.227,81 euros, más otros 4.772,06 de reparación".
"La explosión del artefacto del repetidor era la primera parte del objetivo que pretendían, pues, aprovechando la hora nocturna que era y en la esperanza de que acudiera la Ertzaintza al lugar de los hechos, a escasos metros de donde se puso el artefacto que hizo explosión y en el camino de acceso al repetidor" colocaron otros dos "escondidos, interconectados entre sí y disimulados con diferente vegetación", indica el escrito del fiscal.
Todo ello, añade, "con la intención de acabar con la vida de cuantos policías acudieran a inspeccionar la explosión producida".
Tras la detonación acudieron dos policías municipales de Hernani, otros 21 agentes de seguridad ciudadana y doce de la unidad de desactivación de explosivos de la Ertzaintza, así como un técnico de Retevisión y un operario de mantenimiento que "tuvieron la prudencia y la suerte de no accionar las bombas".
Los terroristas colocaron dos papeles con la inscripción "Kontuz bonba ETA" ("Peligro bomba ETA"), uno en la cuesta de acceso al repetidor y otro en éste, y pintaron las mismas palabras en un muro de la parte alta que "se refería presumiblemente al artefacto" explosionado.
De esta forma, perseguían "llamar la atención de la Ertzaintza para que se viera envuelta en la posterior activación" de las otras dos bombas-trampa" que, de haber explotado, hubieran ocasionado "una matanza, dado que además de estar camufladas, en ellas se contenía gran cantidad de metralla".
A las 9.48 horas dieron con las otras dos mochilas y el que el equipo de Desactivación de Explosivos de la Ertzaintza procedió a su neutralización.
Posteriormente, Castro acudió el 28 de febrero a una casa de sus padres en Hernani junto a Aginagalde, y, al salir, arrojó a la basura una bolsa con elementos para fabricar explosivos, que coincidían con los recogidos en el repetidor de Santa Bárbara y en la que se encontraron restos genéticos de Aginagalde.
El atentado fue reivindicado por ETA en el diario Gara el 15 de junio de 2009.
Joanes Larretxea fue detenido el 11 de octubre de 2009 en Francia, y allí también fue arrestado Aginagalde en febrero de 2010.
