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Jueves 14/11/2024
 

San Fernando

“Si se pudiera rebobinar es seguro que repetiría la misma experiencia”

Máximo Asegurado Garrido se jubila después de casi 41 años como director del Padre Franco y el CEIP Los Esteros dejando su cercanía como patrimonio.

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Máximo Asegurado Garrido ha sido hasta esta semana, el único director que ha tenido el colegio público Los Esteros, enclavado en la barriada Bazán. Más de un centenar de isleños relacionados con el mundo empresarial, educativo, político y social le acompañaron el viernes en un almuerzo donde fue homenajeado por su entrega y aportación educativa. Una vida entregada a la labor educativa y de dirección.
Ha logrado conocer durante más de 40 años a tres generaciones de alumnos. Natural de La Mancha, de Moral de Calatrava, un pueblo próximo a Valdepeñas.

¿Dónde se forma Máximo Asegurado como profesional de la Educación?
—Yo hice la carrera de Magisterio en Ciudad Real porque mi familia vivía allí.Mi padre era militar y cuando terminé la carrera, mi padre quiso que hiciera las oposiciones para funcionario en Badajoz, porque eran ellos extremeños y sabían que años más tardes se iban allí. Fui a Badajoz, aprobé las oposiciones y empecé a trabajar en la provincia de Badajoz.

Y después de Badajoz, ¿cuándo llega a San Fernando?
—Estuve trabajando en Talarrubias, en la siberia extremeña, después en Badajoz capital, donde tuve una experiencia muy bonita durante 3 o 4 años y después pedí traslado a La Isla, y me lo dieron en el año 1972. Estuve en el colegio Almirante Laulhé, hasta 1974 y ese año llegué al colegio Inspector Padre Franco y desde entonces estoy al frente de lo que hoy es el colegio de Los Esteros, hasta que ha llegado mi retiro.

Desde el colegio Inspector Padre Franco se tuvo que hacer cargo de un local que no era propiamente el colegio que conocemos hoy. ¿Cómo era?
—Es curiosa la pregunta, porque los que viven o han vivido en la barriada Bazán saben muy bien esta historia. El antiguo colegio de la barriada, que era Nuestra Señora de los Ángeles, me cuentan los vecinos que cuando construyeron la barriada, la empresa constructora había hecho 4 o 5 habitaciones dedicadas al almacenamiento de los materiales de construcción. Cuando se terminó la barriada se pensó en darle utilidad a esa construcción en vez de tirarla. Y pusieron una especie de “Amiga”, como se llamaba en aquellos años y fue la Compañía de María la que se hizo cargo. Se convirtió en una escuela de Patronato. En 1975 las escuelas de patronato tenían dos opciones: desaparecer o incorporarse a un colegio nacional. Entonces yo dirigía el colegio Padre Franco y la administración me hizo como extensión el colegio de la barriada Bazán, Nuestra Señora de los Ángeles. Aquello tenía unas intalaciones realmente deficientes, porque no eran para educación, sino para almacén. Estuvimos mejor o peor durante los primeros años, con los primeros cursos de Primero de EGB a Quinto y ya entre 1984 y 1985 se derribó y se hizo un colegio nuevo que inauguramos en 1987 y que desde su primera piedra soy su director, hasta el día de la fecha.

¿Qué significó esa etapa de la transición para la Educación en San Fernando?
—Cuando me hago cargo de la dirección del Padre Franco el colegio más próximo era el de la Placilla. No existía el del Manchón Garrido (Puente Zuazo), no existía evidentemente el Juan Sebastián Elcano. El único colegio que había allí era un macro colegio como el Inspector Padre Franco y la extensión de Nuestra Señora de los Ángeles. Desde entonces ha llovido mucho y ha cambiado mucho la Educación. El sistema educativo ha cambiado mucho para bien o para mal. Según los aspectos, ha cambiado muchísimo. 

En 1987 se inauguró el colegio Los Esteros. Son 41 años como director del colegio y del Padre Franco.
—Exactamente, me faltan unos días para cumplir esos 41 como director el 9 de septiembre. Dedicado a la dirección del Padre Franco y al colegio Los Esteros.

El colegio Los Esteros ha hecho cosas que no han hecho los demás. Por ejemplo, ha celebrado la Navidad designando unos Reyes Magos vinculados con la clase empresarial o política que han dado al centro grandes relaciones sociales, que no tienen otros centros.
—Buena pregunta, porque hace 12 o 15 años, como en todos los colegios o bien se alquilaba la vestimenta de Reyes Magos o los tenían la propia Ampa. Se les entregaban los caramelos a los niños y tal, pero un año, me dice la entonces Asociación de Padres (APA) que si autorizaba que los propios padres trajeran previamente unos detalles para se les entregara a los niños por los Reyes Magos que asistían al colegio. A mi me parecía que era una idea bonita que además de los caramelos se les entregase un detallito. La sorpresa es que llegan los Reyes Magos cuando en clase de había 40 niños y llevabamos 10 niños, dice la profesora que los padres no habían traído más regalos. Los niños demandaban esos regalos. De aquellos salimos como pudimos. Me adelanté a la siguiente clase y les dije a las profesoras que no sacaran ningún juguete. Aquello me sirvió de lección y pensé que tenía solución. Siempre he estado muy relacionado con el mundo empresarial de San Fernando y de la Bahía. Y entonces llegé a la conclusión de que el colegio Los Esteros era un colegio pobre, al que de verdad tenían que llegar los Reyes Magos. Invité a comer a tres personas y les comenté la situación y la necesidad de que aportaran detalles o juguetes para los niños y me informaron que no había problema de ningún tipo. Lo que está claro es que seguro que es el único colegio de Andalucía en el que unas personas que no tienen allí sus hijos, que mira al colegio con cariño, porque tiene cierto prestigio y es un colegio muy innovador, que nunca esta quieto. Desde entonces, todos los juguetes que llegan al colegio antes de Navidad, lo aportan empresarios de La Isla. Algunos niños son los únicos juguetes que reciben, y esto es duro. Mi ilusión es que el día de mañana, algún alumno cuando esté casado y tenga hijos, que les pueda decir que “en mi colegio sí llegaban los Reyes Magos”.  Los de verdad,esa es la historia.

Y también rompió moldes con eso, porque hizo que mujeres se vieran en el papel de Rey Mago.
—Justo, la primera mujer Rey Mago en La Isla fue nombrada en colegio Los Esteros. A partir de ahí hemos tenido al alimón dos hombres y una mujer, dos mujeres y un hombre.

Ha hablado de un colegio pobre. ¿Cómo influye la situación y evolución social de la barriada en el colegio y en la propia labor educativa que se imparte?
—Me fui a la barriada Bazán porque era una barriada pobre. Estaba dirigiendo un colegio de mucho prestigio como era el Inspector Padre Franco. Y me fui voluntariamente a dirigir el colegio de la barriada Bazán. Le pusimos un nombre muy cañailla, como era 'Los Esteros' y me fui con toda la ilusión del mundo. Era joven y me fui a hacer lo que en parte hemos hecho. Una de las cosas que yo quería hacer en ese colegio era estar en la vanguardia. Porque se puede ser pobre, pero no por eso tener menos posibilidades educativas. Entonces el claustro que he dirigido durante 28 años, tenía claro que desde que terminabámos las jornadas hasta la siguiente, la problemática existente se abordaba y se trataba. Si llegaba la LOGSE o llegaba la LODE se trataba.

Efectivamente, porque también se desarrollaron con éxito jornadas técnico-pedagógicas con muchos temas de actualidad.
—Es curioso porque las jornadas empezaron porque teníamos ciertos problemas en el colegio del nivel de lecto-escritura y de matemáticas. Y me pidieron los profesores si era posible que algún especialista de altura les pudieran decir algo sobre animación a la lectura o sobre la matemática moderna. Etc.  Hice la gestión y vinieron gratuitamente dos personas, uno ha muerto que nos dio matemáticas y otro vive, una persona importantísima de la inspección educativa, vinieron durante una semana a formar a mi claustro, de 15 0 16 profesores, gratuitamente. Eso lo tengo grabado, que vinieran dos inspectores de Educación, sólo para mi claustro. Aquello tuvo tanto buen resultado que pensé que ¿por qué aquello sólo era para los profesores de mi claustro y no podía ser para profesores de otros colegios? Le pusimos el nombre de jornadas, lo abrimos primero a los centros más cercanos, después a todos los centros de San Fernando y después ya a centros de la Bahía como Chiclana, Puerto Real, El Puerto de Santa María. Hemos tenido compañeros de Conil y sobre todo de Cádiz.  

Unas jornadas en las que se han tratado una gran diversidad de temas. ¿No es así?
—Sí, por ejemplo hicimos unas jornadas de primeros auxilios. ¿Por qué?, repito que siempre que teníamos una preocupación en el claustro que creíamos que se debía poner sobre la mesa, eran las jornadas siguientes sobre eso. Allí tuvimos un pequeño o no tan pequeño accidente, donde un niño en el patio, en una fiesta, se golpeó la cabeza y tuvimos que llamar al 061. Aquello fue fuerte. No pasó nada porque incluso estaba allí la mamá. Entonces nos cuestionamos si ¿estábamos el profesorado preparado para afrontar los primeros auxilios?, al estar trabajando con niños. Entonces en las siguientes jornadas, en colaboración con el ya desaparecido centro médico Safer, tuvimos dos semanas sobre los primeros auxilios. Y creo que fue muy interesante, porque tuvieron una formación impresionante sobre primeros auxilios. 

El profesor tiene que estar en permanente formación, ¿no?
—Si, mal haríamos si un profesor se anquilosa y sigue con la misma técnica. El mundo cambia, la técnica cambia. Por eso cambian las leyes generales de Educación. Es curioso que los preámbulos, las leyes generales de Educación tratan de describir la problemática de cómo está la Educación, cómo está la sociedad. Ponen de relieve aquellos problemas que hay que resolver y ahí están la LOGSE, la LOMCE, la LODE, etc.

En el décimo aniversario del colegio Los Esteros, en 1997, se inauguró un salón de actos que benefició al colegio, pero también a la barriada. ¿No es así?
—Era una barriada pobre, pero teníamos que tener los mismos recursos que tenían los mejores colegios e hicimos un salón que era realmente muy bueno. Ahora ha desaparecido y lo voy a explicar. Era de una categoría extraordinaria. La iniciativa privada y la administración se suman a la iniciativa, pero pasan los años y la necesidad que tenía la barriada era crear un comedor, máxime con lo que estaba cayendo. Entonces, pensamos que el salón se podía utilizar 4, 5 o 10 veces al año, y que era mucho más útil el comedor. Ahora tenemos un salón, que se usa, y también comedor, satisfaciendo las necesidades sociales de alimentación de la barriada.

El colegio Los Esteros ha sido algo muy importante para la barriada, pero ¿qué ha significado el colegio Los Esteros para usted?
—Mi vida. Si tuviera que rebobinar y que la vida me diera la posibilidad de volver a empezar, seguro que le pediría al cielo de repetir la misma experiencia. Todo no ha sido un camino de rosas, en los 28 años que llevo en Los Esteros, han pasado por allí muchas Ampas, pero la ilusión que llevé el primer día,  el 1 de septiembre de 1987, al día de hoy no ha variado. Se podrá juzgar, y no seré yo quien juzgue las lagunas, las partes oscuras o las partes blancas. Pero nadie duda. Nadie pone en duda mi entrega al colegio y a la barriada Bazán. Por eso han pasado por allí tres generaciones. Las puertas del colegio y de la dirección, han estado abiertas y siguen estando abiertas hasta la fecha, a las necesidades de las barriadas y a las problemáticas. Para mi es muy importante, que si un padre tiene un problema, tiene una inquietud, de lo que sea, con el colegio, con la alimentación de su hijo, con la matrícula. Lo bonito es que pueda llamar a la puerta, sea la hora que sea, dentro de un horario, pero no de 9 a 10, sino que estando el director en el colegio, que lo pueda atender y que le pueda resolver el problema. Que lo pueda tranquilizar.  Eso es lo que he pretendido.

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