El presidente de EEUU, Barack Obama, anunció su rechazo a la construcción del oleoducto Keystone XL, un paso con el que espera reforzar la credibilidad estadounidense en las negociaciones sobre el cambio climático, después de siete años de escrutinio de un proyecto que ha polarizado al país.
Con su veto al proyecto de la empresa canadiense TransCanada, que habría atravesado Estados Unidos desde Canadá hasta el golfo de México y transportado unos 830.000 barriles diarios de petróleo crudo, Obama busca fortalecer su legado en materia de cambio climático menos de un mes antes de la conferencia de la ONU sobre ese problema.
"Estados Unidos es ahora un líder global en lo que se refiere a tomar medidas serias contra el cambio climático. Y, francamente, aprobar este proyecto habría debilitado ese liderazgo global", dijo Obama en una declaración a la prensa desde la Casa Blanca.
Obama rechazó el proyecto a partir de la recomendación de su secretario de Estado, John Kerry, quien afirmó en un comunicado que el "factor clave" en su decisión fue que construir el oleoducto habría "socavado significativamente la capacidad" del país de "seguir liderando al mundo en el combate al cambio climático".
El anuncio se produce tres semanas antes de que comience en París la Cumbre sobre Cambio Climático (COP21) de la ONU, que busca cerrar un acuerdo global vinculante para la reducción de emisiones.
Durante su segundo mandato, Obama ha tratado de convertir a Estados Unidos en un referente para otros países en las negociaciones previas a esa conferencia y aprobar el oleoducto habría "mermado la credibilidad" en ese esfuerzo, dijo un alto funcionario del Departamento de Estado, que pidió el anonimato.
La decisión de Obama supone un triunfo para los grupos defensores del medioambiente, que llevaban años manifestándose contra el proyecto porque habría transportado petróleo diluido a partir de arenas bituminosas, un proceso que produce un 17 % más de gases de efecto invernadero que la extracción convencional de crudo.
La organización ambientalista Sierra Club indicó en un comunicado que Obama ha cumplido su promesa de "dejar los combustibles fósiles en el subsuelo, para ser reemplazados por la energía limpia".
No obstante, el Departamento de Estado reconoció que el hecho de no construir el oleoducto "no impactará significativamente en el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero", en palabras de un alto funcionario estadounidense, que pidió no ser identificado.
Eso se debe, en parte, a que la extracción del crudo de las arenas bituminosas canadienses continuará con o sin el proyecto y será transportado a Estados Unidos por vía ferroviaria, como hasta ahora.
"Creemos que podría haber un aumento del transporte (de ese crudo) por ferrocarril" a raíz de la negativa a Keystone, explicó un alto funcionario estadounidense, que pidió el anonimato.
El efecto medioambiental de la decisión de rechazar el proyecto es, por tanto, mayormente simbólico, pero evita la percepción negativa que habría generado a nivel mundial una acción destinada a facilitar el tránsito a Estados Unidos de un crudo altamente contaminante.
El anuncio se produce dos días después de la llegada al poder del nuevo primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien expresó a Obama su "decepción" por el rechazo del proyecto en una conversación telefónica.
Trudeau apoyó durante su campaña electoral el proyecto de TransCanada, pero criticó duramente a su predecesor, el conservador Stephen Harper, por haber convertido, a su juicio, ese tema en el centro de su relación con Estados Unidos y haber permitido, en consecuencia, que se debilitasen los lazos entre Washington y Ottawa.
Obama aseguró también que el oleoducto "no habría supuesto una contribución significativa a largo plazo" para la economía estadounidense ni una bajada de los precios de la gasolina para los consumidores del país.
Según el Departamento de Estado, el proyecto habría generado alrededor de 42.000 empleos temporales durante los dos años previstos para la construcción del oleoducto, pero únicamente unos 35 puestos de trabajo permanentes una vez que entrara en funcionamiento.
El Departamento de Estado, que ya denegó en 2012 una primera solicitud de TransCanada para construir el oleoducto por falta de tiempo para analizarla, llevaba más de tres años revisando la segunda petición de la empresa que fue rechazada y ha tenido en cuenta para ello casi 5 millones de comentarios públicos.
Prácticamente todos los aspirantes republicanos a la Presidencia estadounidense en 2016 habían apoyado la construcción del proyecto y el partido condenó casi unánimemente la decisión de Obama.
TransCanada, que ya ha construido en el sur de Estados Unidos una parte sustancial del oleoducto, anunció que estudiará "todas sus opciones", incluida la presentación de una nueva solicitud, algo que puede hacer una vez que el sucesor de Obama llegue al poder, en enero de 2017.