La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 18 años y 10 meses de prisión impuesta a un joven por agredir sexualmente a una menor, a la que obligó a que le practicara una felación a él mismo y a otros dos menores de edad, hecho que fue grabado con un teléfono móvil y con el que le chantajeó para tener relaciones sexuales posteriormente.
Así consta en una sentencia de la sala, que confirmó una resolución de la Audiencia Provincial de Valencia que impuso al acusado la condena de 14 años y cuatro meses de cárcel y libertad vigilada de cinco años por agresión sexual; tres años y medio por un delito contra la intimidad y otro más por amenazas. Los otros jóvenes ya fueron condenados por sentencia de conformidad tras admitir los hechos.
El alto tribunal consideró probado que el acusado, Ángel D.V., contactó a principios de enero con la menor, de 14 años, a quien le conminaba a mantener relaciones sexuales con la advertencia de que si no accedía, difundiría unas fotografías de ella practicando sexo con otros chicos. Las imágenes en realidad no existían pero le hizo creer a la víctima que un conocido suyo realizará un fotomontaje que la comprometería.
La menor, ante el temor de que pudiera suceder, quedó con él el 14 de enero de 2013, aunque cuando llegó al punto acordado se encontró con que había cuatro chicos más, todos menores de edad, de entre 14 y 17 años. La víctima accedió a acompañarles en contra de su voluntad y, en una caseta, la forzaron a realizar felaciones a tres de ellos. El acusado entregó a su propio hermano menor su teléfono móvil para que grabara a la chica.
La víctima confiaba en que el acusado dejaría de molestarla aunque en mayo recibió varios mensajes en los que le exigía tener relaciones sexuales o que le diera 100 euros a cambio de no difundir el vídeo. En ese momento, la menor denunció los hechos. Un día después el autor fue detenido.
COMPORTAMIENTO "MANIFIESTAMENTE REPULSIVO"
La sala rechaza todos los argumentos esgrimidos por el acusado y considera que es "fácil apreciar" que su comportamiento, con las amenazas a la víctima de hacer públicas supuestas imágenes sexuales para obligarla a tener relaciones e imponerle además a sus amigos, "no solo es manifiestamente repulsivo y de una acentuada brutalidad, sino que integra, al menos, el delito continuado de agresión sexual intimidativa y con penetración, objeto de condena".
Asimismo, la sala también rechaza que existiera un quebrantamiento de forma por no haber permitido la Audiencia determinadas preguntas que la defensa del acusado consideraba pertinentes, referidas a relaciones previas de la víctima con él o si admitió haber perdido la virginidad a edad temprana.
Para el alto tribunal, las preguntas denegadas son "irrevelantes" y han sido "razonablemente inadmitidas", porque "no debe causarse aún más daño a la menor, provocando su victimización secundaria" y considera que el reconocimiento del acusado de haber usado el vídeo para una segunda amenaza es de una "actitud mafiosa difícilmente calificable".
