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Sábado 16/11/2024
 
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Málaga

El abogado de Jonathan Moya admite que su cliente cometió el homicidio de Míriam pero "sin intención"

Para refutar esta calificación, ha resaltado los 25 años, 1,83 metros de altura y 90 kilos del procesado "dirigiéndose contra una bebé de 16 meses, que apenas sabe caminar, que no habla, separada a la fuerza de su madre, y a la que golpea"

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  • Jonathan Moya -

El abogado defensor de Jonathan Moya ha reconocido en la última sesión de la vista oral con jurado popular que su cliente cometió el homicidio de la bebé onubense de 16 meses Míriam, pero ha asegurado que no tenía "intención alguna de matarla" y que fue consecuencia de una "concatenación de circunstancias desgraciadas, que juntas todas ellas, llevaron a la muerte de una pobre niña".

   "Jonathan Moya no tenía, en conciencia, voluntad de matar. De verdad, ese ánimo no existe. Con los golpes en la cabeza no la mató, quedó viva pero él no tuvo conocimiento de eso. Es un mentiroso compulsivo, sí, pero su comportamiento fue el de quien quiere salir como pueda de algo que no quería que pasará. Fue una huida hacía delante, estaba escapando del problema", ha asegurado el letrado José Ramón Cantalejo, quien previamente ha modificado su escrito de defensa para incluir el delito de homicidio, por el que ha interesado diez años de prisión que se suman a los cinco años por detención ilegal.

   Por su parte, el fiscal ha trasladado en su alegato, tras elevar a definitivo su escrito en el que solicita penas que suman 26 años de cárcel, que Jonathan Moya raptó y asesinó a golpes en diciembre de 2012 a la bebé de forma "fría y planeada" y que, además, se "aseguró de forma alevosa" de su muerte "envolviendo su cara en plástico y arrojando su cuerpo" a una balsa de riego, por lo que ha pedido un veredicto de culpabilidad para quien "no está preparado para vivir en sociedad, vive al margen de la ley, utiliza a las personas , está dispuesto a todo para conseguir lo que se propone y debe ser castigado".

   "Jonathan Moya no es violento sino violentísimo y con una capacidad de invención increíble", ha remarcado el representante del Ministerio Fiscal, quien ha demandado a los nueve integrantes del jurado popular que "apliquen el sentido común y el sentido de la justicia con el que todos nacemos" para que caiga sobre él "el peso de la ley en su estricta gravedad porque la pequeña Míriam no ha podido venir a este juicio y no se ha podido nunca defender".

   El fiscal, para quien "a estas alturas", tras cuatro sesiones de juicio y la práctica de las pruebas testifical, pericial y documental, el jurado popular "lo tiene claro", ha asegurado, en esta línea, que "ya no hay presunción de inocencia y no hay duda razonable" acerca de la culpabilidad de Moya González, ya que "toda la escena del crimen conduce a él". "De hecho-- ha recordado-- ya tenemos su confesión de que se llevó a la menor contra la voluntad de su madre, y la asunción voluntaria de su abogado de que cometió un homicidio".

   Para refutar esta calificación, ha resaltado los 25 años, 1,83 metros de altura y 90 kilos del procesado "dirigiéndose contra una bebé de 16 meses, que apenas sabe caminar, que no habla, separada a la fuerza de su madre, y a la que golpea".

"NO HA SIDO CAPAZ DE VER LAS FOTOS DEL HORROR QUE COMETIÓ"

   "Eso merece mayor castigo porque para mí está muy claro que no tiene ninguna defensa que se le dé golpes a una niña, que es la cosa más inocente de este mundo. Eso es realmente alevosía", ha considerado para asegurar que la pruebas practicadas en juicio "confirman íntegramente el relato hecho por esta parte". "Ya reconoce voluntariamente que la mató y yo digo que, además, no se pudo defender y los golpes iban dirigidos a matarla".

   El representante del Ministerio Público se vuelto a referir a los miembros de jurado, quienes, según ha dicho, "han visto imágenes que no van a olvidar en toda su vida", y ha hecho alusión a la actitud mantenida por Jonathan Moya a lo largo de la vista oral. "Ha tenido la mirada perdida, la cabeza entre las manos y eso me indica que no tiene la conciencia tranquila. Ha sido la única persona incapaz de ver el horror que ha cometido en las fotos de la autopsia", ha apuntillado.

   También ha hecho alusión al carácter del procesado, "con declaraciones grotescas, rocambolescas, peliculeras, absurdas, siempre repartiendo culpas e intentando hacer daño a los demás, pero las mentiras nunca llegan a viejas y tienen las patas muy cortas", ha dicho.

   "¿Cómo se atreve a decir que se llevó a la niña porque su madre, Gema, le mintió? ¿Pero cómo se atreve, cuándo estuvo tres semanas en su casa a cuerpo de rey? ¿Cómo se atreve a utilizar eso como argumento? ¿Qué derecho le da para, en frío, machacar a una niña la cabeza a golpes, asfixiarla y tirar su cuerpo?. Eso no permiten ni el sentido común ni el Código Penal", ha añadido.

"NO PUEDE VIVIR EN SOCIEDAD Y DEBE SER CASTIGADO"

   Por último, y tras remarcar la "contundencia" de la prueba forense, "para no olvidar", ha recordado que Moya González "no es ningún loco aunque tenga cierta tendencia a comportamientos antisociales". "Los golpes en la cabeza iban claramente dirigidos a matarla y de forma alevosa, se aseguró de su muerte envolviéndola en plástico y tirándola a una balsa. No puede vivir en sociedad y tiene que ser castigado", ha concluido.   

   La defensa, por su parte, ha insistido en sembrar la duda con respecto al amigo del único procesado, Raúl R.F., cuya supuesta relación con los hechos "no se ha solucionado". "A lo mejor estamos hablando del asesinato perfecto y el tontáina es Jonathan porque nadie ni nada nos ha dicho que Raúl no estuviese allí. Imagínense que estuvo, completó la faena y se va de rositas. Ha mentido en que no estuvo en el cortijo, borró mensajes del móvil y su novia no ha estado tan segura de las horas en las que estuvo con él. Hay duda razonable sobre dos personas", ha sostenido.

   Cantalejo, quien ha concluido pidiendo al jurado que decida "en su conciencia", ha insistido en que la bebé "murió como consecuencia de unas malas acciones" de su cliente, quien "se apropió de ella sin permiso" y ha cuestionado el término "castigo" usado por el fiscal.

   "No es constitucional porque nuestro sistema de derecho va dirigido a la reeducación y a la reintroducción para poder vivir en sociedad. La prisión no es una venganza. Los 20 años son suficiente para reeducarse, va a salir con 50 años de la cárcel pero que pueda volver a la sociedad a ser uno de nosotros. Eso es lo constitucional", ha finalizado.

   La sesión se ha cerrado con el turno de última palabra del procesado, quien ha pedido "perdón" a la familia, ha insistido en que "no es un asesino", en que "no hizo esa barbaridad" y en incriminar a Raúl R.F. "El verdadero asesino está en la calle y si no me hubiera dado la idea de llevarme a la niña para venderla, no estaría aquí. Soy un estafador pero no un asesino. Sólo quería darle un susto a su madre cuando me la lleve", ha afirmado.

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