El hombre acusado de un crimen cometido en agosto de 2014 contra un ciudadano boliviano en la calle Feria de Sevilla ha aceptado hoy un acuerdo por el que se le condena a 24 años de cárcel por un delito de homicidio, robo con violencia y detención ilegal, estafa y lesiones.
El abogado del condenado, Alejandro Bancalero, ha explicado que el acuerdo se ha alcanzado antes del juicio previsto hoy en la sección tercera de la Audiencia de Sevilla, y ha subrayado que la Fiscalía pedía para su cliente más de 37 años de prisión.
El hombre, de 38 años y natural de Aznalcázar (Sevilla), ya había confesado que fue el autor del crimen y también ha sido condenado por un delito de falsedad de uso y por una falta de estafa.
El fallecido era de nacionalidad boliviana, estaba envuelto en una manta y atado con cinta aislante dentro de un armario en un piso de la calle Feria.
La Policía Nacional detuvo al condenado, un vigilante de seguridad sin antecedentes penales y que fue descubierto cuando los agentes acudieron al domicilio a raíz de una pelea y alertados por los vecinos, que oyeron fuertes gritos en un piso.
Los policías se encontraron con un hombre que sangraba abundantemente por la muñeca y los nudillos de una mano, ya que al parecer había roto el cristal del portón a golpes.
El joven contó a los policías que su primo había subido a un piso de ese edifico a comprar un teléfono móvil y que se escucharon golpes y gritos, de ahí que golpease el cristal.
En ese momento, los agentes advirtieron que otra persona se estaba descolgando por el balcón del primer piso y que emprendía la huida, por lo que fue perseguido y alcanzado a los pocos metros.
Este hombre dijo a los policías que huía porque había concertado una cita con un joven para venderle un teléfono móvil y que le golpeó con una botella en la cabeza para sustraerle los 400 euros que llevaba para la compra.
Tanto el herido en la mano al golpear el cristal como su familiar, herido en la cabeza, fueron trasladados a un centro médico, mientras que el supuesto agresor fue detenido y se recuperó el dinero que había sustraído.
Cuando los agentes comenzaron a preguntar al detenido sobre el piso donde había tenido lugar el incidente, confesó que había matado al inquilino, cuyo cadáver estaba en el interior de la vivienda desde unos días antes.
También declaró que encontrarían la cartera de otra persona a la que había robado tras tener una cita con él.
Uno de los agentes entró en el piso y localizó el cuerpo de una persona, que estaba envuelto en una manta y atado con cinta aislante dentro de un armario.