Ridículo. La realidad de este Sevilla fuera de casa es la que es, un equipo muy malo al que cualquier rival le puede meter mano, como hizo anoche el Sporting.
Rotaciones, como era de preveer, otra vez en el once de Unai que volvía a apostar por Iborra y Llorente en punta de lanza. Una dupla que ya funcionó frente al Dépor y que comenzaría en El Molinón por los mismos fueros. Gran inicio de los sevillistas, dominadores absoluto del cuero, que lograron ponerse por delante muy pronto. Corría el minuto 8 cuando el delantero riojano centró desde la derecha para que Iborra transformara el primero con su pierna derecha. Por cierto, séptimo gol en Liga del valenciano.
Pero el Sevilla comenzó a desinflarse y eso lo aprovechó rápido el Sporting para igualar la contienda. En el minuto 21, tras un enorme error de Rami en la medular, los asturianos salieron en volandas a la contra y el pase de Jony lo introdujo en propia puerta Krychowiak. Él no quiso.
Pero la peor noticia para los nervionenses en este primer periodo llegó con la lesión de Rami en el minuto 44. La participación del francés en el derbi es más que dudosa después de marcharse ayer con problemas musculares.
En la reanudación el portugués Carriço se metió en un lío que apunto estuvo de aprovecharlo Sanabria para adelantar a los suyos, pero su vaselina se marchó arriba. Y al instante sería Coke para el Sevilla el que desde el interior del área sportinguista rozó el gol, pero Cuéllar estuvo hábil.
Pero para clara la de Llorente en el 63, que se plantó sólo ante Cuéllar y en el mano a mano el riojano optó por la peor decisión, intentar picarla, a lo que acertó el meta.
Poco fútbol. Poca intensidad. Escasa precisión. El Sevilla no caminaba nada bien por el encuentro, aunque no es menos cierto que cortó temporalmente las llegadas peligrosas de los locales. En estas Llorente volvió a disfrutar de una clara ocasión que no supo finalizar tras deshacerse de Cuéllar.
Y a falta de ocho minutos para el minuto 90, el Sporting despertó y Ndi disfrutó de un mano a mano ante el que tapó bien Sergio Rico, evitando que el disparo del camerunés se colase en el fondo de las mallas. Y tanto falló el Sevilla que al final, otra vez, lo terminó pagando, porque en el 91 Isma López remachó un disparo de un compañero desde el área pequeña, eso sí, en posición dudosa. Pero no hay excusas. Es otro ridículo.