El sistema se ha empeñado en matar prematuramente a un ciudadano onubense de 37 años, que este jueves se llevó la sorpresa de que cuando fue a retirar sus medicamentos en una farmacia de Huelva, su tarjeta había sido desactivada porque había fallecido. Y él ni se había enterado.
J.C.S. describe a Viva Huelva que una vez que le ocurrió, llamó al Instituto Nacional de la Seguridad Social para comprobar qué había ocurrido. En este servicio, le indicaron que todos sus datos estaban en orden y que consultara en la Consejería de Salud de la Junta. Así lo hizo. Este viernes acudió a su centro de salud, el de Adoratrices en la capital onubense, donde efectivamente "me dijeron que mi tarjeta se había desactivado por fallecimiento". El usuario explica que la persona de administración que le atendió no pudo reprimir la sonrisa, y le explicó que "no es habitual que esto pase, pero alguna vez que otra ha ocurrido. Al modificar los datos de una persona realmente fallecida se ha cometido algún error y los datos que se incluyeron fueros los míos". Asimismo, J.C.S. agradece la premura con la que le han solucionado un problema que se ha quedado en anécdota.
Pero no es la primera anécdota similar que vive este ciudadano. Y es que en los comicios de 2011, cuando fue a ejercer su derecho al voto, tampoco pudo hacerlo en primera instancia porque en el censo electoral también aparecía como fallecido. En aquella situación, la administración le había confundido con su padre, fallecido un mes antes, y al que dieron por muerto fue a él. Tras horas de gestiones, pudo votar.
Felizmente, ha vuelto a resucitar. Si de un gato se tratara, cinco vidas le quedarían a este ciudadano al que el sistema está empeñado en quitarlo de en medio.