Un grupo de 13 mineros clandestinos sudafricanos lograron salir entre el domingo y hoy lunes a la superficie tras permanecer cinco días atrapados en una mina abandonada del oeste de Johannesburgo, donde todavía permanecen varios, informaron hoy medios locales.
Los cuatro primeros mineros fueron rescatados el domingo por los servicios de emergencias, mientras que hoy al menos nueve han logrado abandonar la mina por sus propios medios, aunque su número exacto de desconoce, así como la cantidad de trabajadores que siguen atrapados, según la cadena sudafricana SABC.
Los trabajadores -que extraen oro ilegalmente de explotaciones abandonadas para venderlo en el mercado negro- forman parte de un grupo estimado en unas 16 personas que se quedaron bajo tierra al producirse un incendio en las galerías y al salir se han dado a la fuga para no ser detenidos por la Policía.
Otro grupo de trabajadores quedó atrapado posteriormente mientras intentaba rescatarles.
Finalmente, los equipos de emergencias suspendieron ayer sus trabajos por las dificultades para entrar en la galería.
La decisión de la Policía y los servicios de emergencia de detener las operaciones de rescate ha provocado el enfado de los allegados de los siniestrados, que dicen conocer mejor la mina y exigen que se les dé permiso para entrar en ella.
Familiares y compañeros de los mineros permanecen a la espera de noticias en la entrada de la explotación, donde varios hechiceros han realizado rituales, para pedir por el regreso de los atrapados sanos y salvos.
La minería ilegal es una actividad muy extendida en las minas abandonadas de los alrededores de Johannesburgo, que fueron explotadas por los pioneros durante la fiebre del oro que fundó la ciudad a finales del siglo XIX y ya no son rentables para las empresas del sector.
Los desprendimientos, los incendios y los enfrentamientos armados entre grupos de mineros clandestinos rivales dejan cada año decenas de muertos en Sudáfrica.
Estos mineros ilegales provienen generalmente de países vecinos como Zimbabue o Lesoto, se agrupan en clanes según su país de origen y viven de vender los restos de oro que quedan en estas minas.
