El agua estancada y los mosquitos han sido los molestos inquilinos de la cisterna romana de la Plaza de la Pescadería durante los últimos meses. Tras numerosas quejas vecinales debido a la proliferación de mosquitos y a los olores que emanaban del interior de este conjunto arqueológico descubierto a mediados de 2006, la Gerencia de Urbanismo ordenó a inicios de septiembre una intervención de los técnicos del Zoosanitario municipal para proceder a la desinsectación de las aguas estancadas en la cisterna. Un proceso, que según ha podido saber Viva Sevilla, tardaría en ser efectivo unos 15 días aproximadamente y que habría de ser repetido de persistir el problema.
Un informe emitido por el servicio de planeamiento y desarrollo urbanístico de la Gerencia de Urbanismo, donde se exponían dichos trámites señalaba, también que el Zoosanitario ofrecía la posibilidad de realizar una analítica completa de las aguas allí estancadas, una vez agotado el periodo de efectividad del insecticida, al tiempo que advertía del mal estado de conservación de la cisterna romana, reiterando “la necesidad de atajar el avanzado proceso de deterioro” de la misma “acelerado por las aguas estancadas”.
Obras por 1,2 millones
El conjunto arqueológico, aparecido en el subsuelo de la Plaza de la Pescadería a mediados de 2006 tras unas excavaciones en esta zona del centro de la ciudad, permanece cerrado al público para visitas culturales y turísticas nueve años después de su restauración. La obras completas de la Plaza de la Pescadería, dónde está ubicado dicho depósito de agua de la época romana -castellum aquae- terminaron en abril de 2007, aunque no fueron recepcionadas por el Ayuntamiento hispalense hasta un año después.
Dichos trabajos de restauración costaron a las arcas municipales 1,2 millones de euros y tras ellos, durante los mandatos del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín y del popular Juan Ignacio Zoido, se pusieron sobre la mesa proyectos para abrir este espacio como zona museística pero que nunca llegaron a materializarse.
La última propuesta fue en 2012, con Zoido en la Alcaldía, cuando, tras una visita al espacio por parte de los técnicos municipales, se anunció un proyecto para abrir la cisterna al público del que se encargaría la delegación municipal de Cultura. Nunca más se supo de ello y el espacio sólo se ha abierto al público en contadas ocasiones, entre ellas para la celebración de la Noche en Blanco.
Sin sistema de ventilación
Durante el tiempo que duró su restauración y hasta que el Ayuntamiento se hizo cargo de la cisterna romana, el recinto contó con un sistema de ventilación mecánico para mantener una temperatura y humedad adecuadas para su conservación.
Este sistema dejó de funcionar una vez recepcionadas las obras por parte del Consistorio por lo que el suelo y las paredes de la antigua cisterna romana (que contienen varios grafitis fechados entre el siglo I y IV) se han ido cubriendo de verdina durante todos estos años, llegando al extremo de tener aguas estancadas en la actualidad.
Hace un año varios arquitectos de la ciudad mostraron su preocupación por el mal estado de conservación del conjunto, algo que se confirma ahora a través de un informe de Urbanismo, dónde se advierte de la necesidad de resolver “su avanzado proceso de deterioro”.