Dos mujeres del colectivo que acude cada Pleno al Ayuntamiento a “hacerse oir” están encerradas en el salón de Plenos desde el pasado viernes. Hasta allí ha acudido la concejala de la Mujer, Ana Camelo, pero en calidad de “amiga, por si necesitábamos cualquier cosa, desde desahogarnos hasta si queríamos algo de desayunar. La verdad es que estamos muy agradecidas por su trato”.
Mientras tanto, otro de los concejales del Gobierno local que acudió al Ayuntamiento el fin de semana, “ni nos miró”, en referencia a Adrián Martínez de Pinillos, que acudía a oficiar una boda en el Consistorio.
Estas mujeres están agradecidas también a todas las muestras de apoyo “que estamos recibiendo”. El colectivo de parados “nos ha traído colchonetas y mantas. Los desayunos por la mañana, la gente se está portando genial, de verdad”.
El objetivo de estas dos jóvenes, madres de familia, que “están aguantando el tirón, pero que no ver a nuestros hijos se nos está haciendo un mundo” es “ver si este lunes se acercan a nosotros y nos dicen algo” desde el equipo de Gobierno.
Mientras tanto, temen que el encierro les pueda repercutir en la realización del curso de habilidades sociales para la inserción laboral que se imparte en la Fundación de la Mujer. El encierro es “por algo serio, es justificado”, manifestaba una de ellas ante la posibilidad de que pierdan la prestación.
Este encierro es una medida desesperada que iniciaron minutos después de intervenir en la sesión plenaria en el turno de voz para la ciudadanía y en el que explicaron al alcalde, José María González, sus situaciones personales que van desde la amenaza de desahucio hasta la falta de dinero para poder alimentar a sus hijos porque desde Asuntos sociales dicen que “no hay dinero”.