Políticos y diplomáticos de primer orden acudieron hoy a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, en Moscú, para dar el último adiós al embajador ruso Andréi Kárlov, asesinado este lunes en Ankara.
Se espera que a lo largo de la mañana acuda a las honras fúnebres el presidente ruso, Vladímir Putin, que aplazó hasta mañana su rueda de prensa anual que debía celebrarse hoy.
El féretro con los restos del diplomático está flanqueado por una guardia de honor, banderas rusas y coronas de flores, como se puede apreciar en las imágenes en directo ofrecidas por la televisión.
El rector de la Universidad de Relaciones Internacionales de Moscú, Anatoli Torkunov, recordó que la tragedia del lunes es la cuarta vez en la que un embajador ruso o soviético pierde la vida en comisión de servicios.
"Andréi Kárlov era un profesional y una persona brillante. Entregó su vida al servicio diplomático. Todos los culpables en este crimen, en este acto terrorista que no tiene justificaciones, deben ser encontrados y castigados", dijo durante el velatorio Konstantín Dolgov, responsable de Derechos Humanos de la cancillería rusa.
A la conclusión del velatorio, el féretro será trasladado a la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, el principal templo ortodoxo del país, donde el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kirill, oficiará una misa en memoria del diplomático asesinado.
Putin concedió ayer a Kárlov de manera póstuma el título de Héroe Rusia, la máxima distinción del país, que ha calificado el asesinato del embajador como "una provocación destinada a abortar la normalización de las relaciones ruso-turcas y torpedear el proceso de paz en Siria".
El embajador ruso fue tiroteado por un policía turco de 22 años de edad durante la inauguración de una exposición de fotografías y falleció poco después en un centro médico de Ankara.
El asesino, que mientras disparaba contra el diplomático gritaba "No se olviden de Alepo, no se olviden de Siria", fue abatido por efectivos de las fuerzas de seguridad turcas.