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Jueves 14/11/2024
 

Cádiz

Los padres creen que sus hijos empiezan a beber un año después que los demás

Los padres de adolescentes entre los 12 y 18 años creen que sus hijos se inician en el consumo de alcohol a los 15,4 años, pero consideran que el resto de jóvenes lo hacen a los 14,1 años.

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Los padres de adolescentes entre los 12 y 18 años creen que sus hijos se inician en el consumo de alcohol a los 15,4 años, pero consideran que el resto de jóvenes lo hacen a los 14,1 años.

Ésta es una de las principales conclusiones del Estudio sobre los jóvenes y el alcohol, elaborado por el portal Adolesweb a partir de 1.000 encuestas a padres y madres entre 35 y 59 años con hijos adolescentes.

La diferencia de un año entre la realidad y la percepción familiar corrobora el “autoengaño” de que “son los hijos de los demás quienes beben”, lo que dificulta detectar el inicio del consumo e impide una intervención precoz, según la psicóloga y directora del estudio, Ana Isabel Gutiérrez Salegui.

El 93% de los padres admite que el alcohol es un problema entre adolescentes y el 76% cree que emborracharse los fines de semana es un problema de alcoholismo.

La mayoría de los padres diferencian entre alcohol de alta y baja graduación, una “tendencia preocupante” porque lo importante no “es la graduación, sino la cantidad ingerida”, según Gutiérrez Salegui.

“Si te tomas una copa de whisky es equivalente en grados de alcohol a una litrona de cerveza, pero sin embargo la percepción de un padre es que es más grave tomarse un whisky”, añadió.

Son, precisamente, la cerveza o el vino, “sobre los que se levanta la percepción de riesgo”, los que abren la puerta a otros tipos de alcohol.

Alrededor del 80% de los encuestados considera que debe limitarse y controlarse más la publicidad del alcohol en los medios de comunicación, con medidas similares a las que ya se aplican al tabaco.

“Que los deportistas, los ídolos a quienes imitan los jóvenes, aparezcan en anuncios de cerveza, afianza la asociación de salud y alcohol entre los adolescentes”, según Gutiérrez Salegui.

En este sentido, el 67% de los progenitores piensa que la publicidad de bebidas alcohólicas realizada por deportistas influye en los jóvenes a la hora de tener una imagen positiva del alcohol.

De los padres que piensan que sus hijos han probado el alcohol (46,3%), el 90% cree que lo han hecho en el último año, y el 76% que lo han probado en el último mes.

El 34% de los padres encuestados admite que su hijo se ha emborrachado alguna vez, principalmente entre quienes tienen de 14 a 16 años (52,2%) y de 17 a 18 años (23,9%).

El consumo en “atracón” repercute en un cerebro que no completará su desarrollo hasta alrededor de los 18 años, “cambiando la plasticidad de las neuronas y produciendo daños y lesiones mucho mayores”.

Sin embargo, a juicio de esta psicóloga, “las borracheras no están siendo detectadas por los padres porque los hijos se cubren unos a otros durmiendo en casa de amigos o llegan tarde a casa y los padres no se quedan despiertos”.

La conducta de beber en fin de semana es responsable, según los encuestados, de los accidentes de tráfico (96,8%), la violencia entre los jóvenes (85,3%), el deterioro de los resultados académicos (71,3%), los embarazos no deseados (64,9%) y las agresiones sexuales (59,3%).

"Los padres tienen una percepción muy clara de los riesgos, pero dudo que sean conscientes de que pueden acabar con la vida de sus hijos", ha explicado Gutiérrez Salegui.

Uno de cada 4 conductores fallecidos menores de 20 años presentó alcohol en su organismo, según datos de 2007 del Instituto Nacional de Toxicología.

“Los padres no pueden lanzar un doble mensaje al impedir que los hijos beban mientras ellos toman cerveza en casa”, denunció Gutiérrez Salegui, quien advirtió además de que “algunos niños se están criando en los bares, mamando la cultura del alcohol”.

Entre las medidas más eficaces para disminuir el consumo de alcohol, figuran controlar más la venta a menores (79,6%) o mejorar el control por parte de los padres (70,3%).

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