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Miércoles 13/11/2024
 
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Jerez

La corona de la Paz fue devuelta hasta en dos ocasiones

Las tropas de Napoleón ya se llevaron la presea de la Cartuja, siendo devuelta por José Bonaparte en 1810

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  • La corona, de bronce, es de 1792 -

El bronce con el que se realizó la corona de Santa María de la Paz sustraída en la madrugada de este pasado miércoles de las dependencias de la Hermandad de la Cena tiene escaso valor económico, todo lo contrario de lo que ocurre desde el punto de vista histórico y artístico.

La presea es de autor anónimo pero tiene grabada la fecha de su ejecución: 1792. Las tropas napoleónicas se hicieron con ella pocos años después, cuando se encontraba en la Cartuja. Sin embargo, José Bonaparte la devolvió a la ciudad en 1810, y más concretamente al marqués de los Álamos del Guadalete. De este modo, el hermano de Napoleón agradecía el gesto que este caballero jerezano había tenido previamente con un oficial francés herido, al que alojó en su residencia de la actual plaza de la Compañía.

La devoción que el marqués tenía hacia Santa María de la Paz hizo que se la ofreciera a su cofradía, que desde entonces la ha conservado.

El segundo robo conocido se produjo a principios de la década de los noventa, encontrándose la presea sobre las sienes de la dolorosa. El entonces párroco de San Marco, Carlos González García-Mier, sospechó de que la sustracción pudiera haber tenido como autor a algunas de las personas desfavorecidas a las que solía atender. En efecto, pocos días después esa persona entregó la corona al párroco bajo secreto de confesión.

Aficionados o expertos

Profesionales de las antigüedades destacaron ayer a este medio la valía de la pieza desde el punto de vista histórico y artístico, algo que no podría ser en ningún caso aprovechado en el supuesto de que el robo hubiera sido perpetrado por delincuentes comunes que pensaran que estuviera realizada en materiales nobles.

Otra cosa sería que la operación tuviera detrás a una banda especializada, ya que existe un mercado específico para antigüedades de estas características. En este caso, apuntan como salidas a Sudamérica y algunas zonas de Europa. De igual modo, advierten de que sería muy difícil colocar esta corona en España por su singularidad, que sin duda facilitaría su identificación.

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