El 26 de mayo de 1957, un novillero de 24 años de edad llamado Francisco Romero López hacía el paseíllo por primera vez en la plaza de toros de La Maestranza de Sevilla, iniciando, sin saberlo entonces, el periodo de mayor longevidad taurina de un diestro en la arena sevillana.
Quiso el destino, y su capote, que aquel joven vecino de Camas se convirtiese para siempre en Curro Romero, y que su traje de luces atesorase un récord difícil de igualar: toreó 200 tardes en la plaza sevillana, un número redondo que ahora se recoge en una exposición, ""La Maestranza de Curro Romero", realizada con óleos y técnicas mixtas por el melillense Pepe Gámez, y que hasta el 6 de abril se puede ver en el Círculo de Labradores de la capital hispalense.
Gámez ha mostrado a Efe una muestra que ocupa completamente una de las salas de esta entidad sevillana, y que define como "un homenaje a Curro, pero sobre todo un homenaje a la cultura taurina, a todo lo que representa", y por ende un reconocimiento a lo que supone para la cultura en general el coso sevillano, uno de los referentes turísticos de la ciudad para cualquier persona, sea o no taurina.
"Esta es una idea que me rondaba en la cabeza desde hacía 12 años, y cuando me puse a investigar me encontré con que Curro Romero había toreado 200 tardes en La Maestranza, ni una más ni una menos", explica el pintor, que ha pasado buena parte de su vida personal entre su Melilla natal, su Ayamonte de adopción y su Marruecos de retiro temporal.
Llama la atención que el diestro de Camas no aparece en los cuadros, "pero sí su espíritu, todo lo que ha inspirado Curro a los amantes del toreo, de la cultura del toro, de todo lo que rodea a esta fiesta", lo que se ha plasmado en 200 formas distintas de ver esta plaza, en una muestra admirada por el propio torero, "que cuando ha venido a verla me ha felicitado, por haber sabido captar algo tan importante en una exposición".
La tarde de su debut en Sevilla Curro toreó novillos de Benítez Cubero, compartiendo cartel con Antonio Roomero y José Trincheira, y la última vez que se vistió de luces en esa plaza fue el 2 mayo de 2000, cuando toreó reses de Juan Pedro Domecq junto a Curro Vázquez y Finito de Córdoba, como se refleja en el catálogo de la exposición, en el que Gámez ha tenido la paciencia de reflejar los carteles de aquellas 200 tardes.
Cada página está acompañada de un cuadro, y en cada una se ha colocado un cuadro de la exposición, "que no sé ni los años que he tardado en completar", siempre destacando la impresionante arquitectura de la plaza sevillana, en distintos tonos, colores y estilos pictóricos.
Se trata del mayor recorrido pictórico en homenaje a un torero en concreto, con una idea social, ya que parte de los beneficios de la muestra está destinados a la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Andalucía (ANDEX), cuya presidenta, María Luisa Guardiola, también ha podido ver en vivo esta impresionante colección de cuadros, que ha querido el destino que se puedan ver en el mismo año en que se cumple el 60 aniversario del primer paseíllo en Sevilla del Faraón de Camas.
El recorrido, catálogo en mano, es en sí un espectáculo, recordando tardes como las de los días 19 de mayo de 1966; 13 de junio de 1968; 29 de mayo de 1972 y 19 de abril de 1980, las que ha salido por la Puerta del Príncipe, destacando la primera de ellas, cuando cortó ocho orejas a seis toros, instaurando el récord de ser el torero que más orejas ha cortado en una tarde en la Maestranza.
Como todo en la exposición es una cifra redonda, se han editado 200 catálogos, ni uno más, y numerados para ser conservados como un tesoro, que se pueden conseguir hasta el 6 de abril, cuando cerrará sus puertas en busca de nuevos espacios donde ser mostrada.