La sobriedad y compostura de la Hermandad de la Salud volvieron a teñir de luto y recogimiento la tarde del Miércoles Santo, un año más. Ante una plaza de Andalucía repleta, y la llamada a las puertas de la Iglesia de forma puntual a las 20:30 horas, se abrían las puertas de la capilla de la Caridad para permitir el paso a la Cruz de Guía y a los hermanos de la Salud, un amplio cortejo de unos 200 nazarenos entre los que siempre destaca su agrupación juvenil.
Este año la hermandad ha estrenado los ropones y albas de los acólitos que acompañaban al paso de la Virgen de la Caridad, que a su vez ha estrenado un Encaje de Bruselas y un pañuelo antiguo de valencié, regalo del Grupo Joven para la Virgen.
El impresionante paso de Jesús de la Salud traspasó las puertas de la Caridad gracias a la pericia del capataz, Joaquín Bandarra, que acompañado de Manuel Granados, Jesús Antonio Pérez y Francisco Santos González supo hacer que su cuadrilla de 30 hermanos costaleros realizase un ejercicio de perfección bajo las trabajaderas. Jesús fue acompañado en todo momento, como es habitual, por música de capilla.
No menos impresionante fue la salida de la Virgen de la Caridad, a cuya cuadrilla de costaleros guiaba Manu Pizones con solvencia demostrada. El impresionante palio de estilo renacentista llevaba en su candelería, como suele se tradición, cirios con los nombres de los hermanos fallecidos este año, cirios que posteriormente se entregan a las familias de los desaparecidos.
La Virgen fue acompañada por la Banda Municipal de Música 'Maestro Enrique Galán', y así se inició una estación de penitencia que se desarrolló con total normalidad, dejando imágenes para el recuerdo. A las 01:30 horas regresaban de forma puntual a su templo.