Mientras que muchos gaditanos disfrutaban del Caído, el Ecce Homo o Columna, había un camarero que se debatía entre la vida y la muerte en pleno centro de la ciudad. Concretamente en el establecimiento la Tapería de Columela. De repente, tras un síncope perdió el conocimiento y el pulso y sus compañeros de trabajo no pudieron más que salir corriendo a avisar a la Policía Local que se encontraba en la plaza del Palillero.
Allí estaban Bernardo y Quino, dos agentes de la Policía Local que nunca olvidarán el Martes Santo de 2017. Gracias a su profesionalidad y su conocimiento, Eduardo, un hombre de 47 años, puede contar a día de hoy que dos agentes de la Policía Local y sus compañeros de trabajo posibilitaron que su corazón siga funcionando.
Bernardo López, que lleva diez años de Policía Local, iba acompañado por Joaquín Román Espinosa. “Estábamos de servicio en la plaza del Palillero, cuando se acercó una mujer llorando diciendo que su compañero se había muerto. Cuando llegamos, este señor estaba tirado, fuera de la barra, con vómitos. No respiraba, no hacía nada, ni tenía pulso”. A partir de ahí comenzó la maniobra cardiopulmonar y se avisó a los servicios sanitarios, que tardaron unos seis minutos en llegar.
La gente estaba muy nerviosa y es “muy complicado manejar la situación, aunque nosotros estamos acostumbrados a este tipo de situaciones, y mantuvimos la calma y salió todo bien”. La reanimación del afectado se llevó a cabo entre los efectivos de los servicios sanitarios y los propios policías, que de manera intercalada, se iban cambiando cada 40 ó 50 segundos, porque la maniobra requiere mucho esfuerzo para hacerla en condiciones. “Ese tiempo es fundamental para que a la persona le siga llegando la sangre a la cabeza”, aclaró el agente.
Este tipo de situaciones se solventan gracias a la formación de los agentes de la Policía Local, a quienes antes del verano “la jefatura nos da un curso de salvamento donde damos la maniobra cardiopulmonar “. En el caso de Bernardo” es la primera vez que me he visto en esta situación”, mientras que Quino sí que se ha enfrentado a episodios de este tipo a lo largo de su carrera.
Los agentes actuantes se han puesto en contacto con el establecimiento para “preguntar todos los días por el estado de esta persona, que ya está en planta”. El camarero de la Tapería ya ha superado este obstáculo, gracias a la intervención rápida de sus compañeros, los agentes y los propios servicios sanitarios. El tiempo es fundamental en momentos como ese cuando uno se enfrenta a una parada cardiorespiratoria.
Para la Policía, este episodio es uno más dentro de su historial pero permite ver a la sociedad la imagen de ‘superhéroes’ que antaño tenían los agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad. “La gente se cree que la Policía solo denuncia y este tipo de episodios ayudan a mejorar nuestro imagen”, afirmó Bernardo López.
Para los agentes, “es un orgullo, recibir las felicitaciones de los compañeros y amigos, y eso no se recibe todos los días”.
Por su parte, el superintendente de la Policía Local, Juan Manuel Padilla, declaró que para la Jefatura “es un orgullo doble por él, y yo como agente, que he vivido situaciones parecidas, te enfrentas muchas veces a las críticas y cuando ocurren hechos como este viene muy bien a la imagen que tenemos”. Los agentes recibirán como homenaje la felicitación de la Junta de Gobierno por su acertada labor en el episodio ocurrido el Martes Santo