La mandataria aceptó las dimisiones del ministro Carlos Fernández y del jefe de Gabinete, Sergio Massa, y también la renuncia del secretario de Cultura, José Nun, lo que derivó en cambios en otras áreas centrales de gestión.
La dimisión de Carlos Fernández era la más esperada, pues el ministro de Economía se sentía incómodo con el alto perfil político que le exigía el puesto frente a su carácter reservado y su impronta técnica.