Cada final de septiembre vuelve a recordar el triste adiós y prematuro del joven músico Fernando Cañas, querido y admirado por el mundo musical y que apareció ahogado en el río Guadalete hace hoy tres años por causas aún sin dictaminar.
Una pérdida irreparable que tres años después sigue sin explicarse y sin encontrar los motivos fehacientes que sirvan para cerrar un caso que continúa abierto sin explicaciones razonables de todo lo sucedido.
Su vitalidad y sus recuerdos en forma de vídeos y fotos dejaron para siempre una huella difícil de olvidar para amigos y familiares, que desean conocer los motivos todavía ocultos de su repentino fallecimiento.
Fernando Cañas se merece que su memoria entienda de los motivos de su adiós.
Su familia, sus amigos, se lo merecen. Cerrar una etapa abierta de par en par tres años después es demasiado castigo y demasiado sufrimiento como para no querer saber qué ocurrió y por qué pasó.
Genuino, intenso, puro y alegre busca ser recordado por todo lo bueno y magnífico que realizó en su intensa vida.
Su muerte debe y tiene que encontrar los motivos reales de su cruel destino por más tiempo que haya ya transcurrido.
