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El Puerto

Los Milagros despierta los temores del pasado

El efecto contagio de José Antonio hace temer que el barrio recupere su peor versión, ante el repunte de las detenciones realizadas

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  • Barriada de Los Milagros -
  • seguridad Las actuaciones recuerdan la marginalidad tras varios episodios delictivos
  • En los últimos 10 meses, el cuerpo municipal de Policía ha intervenido más de 90 veces

Es una percepción generalizada y un asunto que empieza a preocupar cada vez más: la barriada de Los Milagros empieza a recobrar tristemente episodios pasados de delincuencia. Así al menos lo dicen las últimas actuaciones que se han venido realizando en el barrio.

La inactividad mantenida en los últimos años, salvo excepciones, creían sospechar que el descenso delictivo en torno a la barriada había sido un problema que empezaba a remitir.

Lejos de ello, los últimos incidentes recobran de manera preocupante el repunte. Solo un dato que aporta realismo al día a día de Los Milagros.

En los últimos 10 meses, el cuerpo municipal de Policía ha intervenido más de 90 veces. Casi 100 veces en lo que va de 2017 y solo con los datos de la Policía Local.

Cifras que se podrían incluso duplicar y que retrata el aumento significativo de la actividad delictiva de sus calles.

El 17 de julio pasado, una reyerta entre dos clanes necesitó de una treintena de efectivos policiales en el que se detuvo a dos individuos que poseían armas de fuego.

La atención que requiere el barrio trae al recuerdo los sucesos acaecidos otros años y que obligan de una actuación directa para evitar males mayores. Ya en 2009 falleció un hombre a tiros y un año antes estos mismos clanes se lidiaron a tiros.

Como vasos comunicantes, la inactividad de la barriada de José Antonio y a la espera de su demolición, ha relanzado a Los Milagros que parece irremediablemente tomar el relevo en el menudeo de drogas y violencia.

Eso en el verano, la semana pasada se detuvo a dos personas con antecedentes penales dentro de un vehículo robado, días antes y en otra actuación policial, se llegó a intervenir casi medio kilo de hachís. 

El deterioro de sus bloques, la conflictividad, el paro y las drogas resultan un cóctel explosivo para una zona que conoce desgraciadamente sus penalidades.

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