El 1 de noviembre se celebra la festividad de Todos los Santos y desde este fin de semana, por su proximidad, en la ciudad se han evidenciado señas de una capital fiel a la tradición, leal a seguir manteniendo viva una costumbre popular y cristiana.
Las visitas a los cementerios de San Fernando y San Eufrasio han sido escalonadas y mañana culminarán, siendo el día en que se recuerda a todos los Santos, para seguir un 2 de noviembre en memoria de los fieles difuntos.
A lo largo del presente año se han inhumado 456 cadáveres y 112 cenizas, frente a las 576 inhumaciones de cadáveres y 72 de cenizas del año pasado, según datos facilitados por el Jefe de Negociado de Cementerios, Eduardo Aniceto López.
Son días para mantener vivo el recuerdo de los seres queridos fallecidos, para acudir a los cementerios a acondicionar nichos, tumbas y columbarios. De ahí que las floristerías estén trabajando a contrarreloj, con horarios ininterrumpidos y con la intención de subir la persiana del negocio el 1 de noviembre, día de fiesta, día de adquisición de ramos y centros florales.
Según reconoce Francisca Morales, de ‘Pétalos’, los jienenses gastan en flores una media de 25 euros. Junto al clavel rojo y blanco, los jienenses se atreven con flores más exóticas, como las tropicales heliconias, anthurium o la strelitzia reginae, más conocida como ave del paraíso.
Los obradores llevan días vendiendo los dulces más tradicionales de estas fiestas, como los buñuelos, cada vez de más sabores; las gachas, los huesos de santos, pestiños, hojaldres y el dulce de membrillo. Mañana, en los hogares, en torno a una mesa para cenar, se recordarán a los difuntos.
Estado de los cementerios
El concejal socialista en el Ayuntamiento de Jaén, Francisco Estepa, califica de “penoso” y “lamentable” el estado del cementerio de San Fernando. “Hace años que debería haberse cambiado la solería por completo y acometer un arreglo en profundidad de las instalaciones, en lugar de estos trabajos de salir del paso cada vez más chapuceros”, dice.
Se refería así al pavimento de las calles que dan acceso a las lápidas, que está hecho “añicos”. Señalaba también las baldosas que faltan en otros puntos y que se han cubierto “con pegotes de mucha tierra y poco cemento”, evidenciándose “la gran desidia en el mantenimiento”.
