La presidenta del Congreso Mundial Uigur (WUC), que vive exiliada en EEUU, estará en Tokio hasta hoy para hablar sobre la situación de su etnia en China con varios representantes políticos nipones, mientras el Gobierno de Japón considera que su visita al país no dañará las relaciones bilaterales chino japonesas.
“Como Gobierno, entendemos que la visita de Kadeer se ha producido como resultado de una invitación privada, y no creemos que perjudique la relación Japón-China”, dijo el ministro portavoz del Gobierno nipón, T. Kawamura.
Kadeer, de 62 años, denunció ayer en la capital japonesa que hubo cerca de “10.000 desaparecidos en una sola noche” durante los disturbios de la ciudad de Urumqi, en la provincia de Xinjiang (oeste de China).
La activista se preguntó que en caso de que hayan muerto “¿dónde están?” esos miles de personas y pidió al Gobierno de Japón que “se involucre seriamente” en el esclarecimiento de lo ocurrido.