El complejo Los Pinos de Santa María Polo Club ha acogido hoy, jueves, una jornada sobre el distrito equino para el Valle del Guadiaro. En el encuentro se ha señalado que la Administración Andaluza prevé modificar la legislación que en este momento frena el proyecto, y también se han puesto de manifiesto los puntos fuertes y las necesidades medioambientales de una idea que podría acabar generando unos 3.000 empleos en los municipios de San Roque, Jimena y Castellar.
La jornada, que contaba con el patrocinio de la Junta de Andalucía, tuvo como título “Un Distrito Equino en el Valle del Guadiaro, modelo de sostenibilidad integral para el caballo”, y se abrió con la intervención del alcalde de San Roque, Juan Carlos Ruiz Boix. Entre los asistentes se contaban también el primer teniente de alcalde y delegado de Urbanismo, Juan Manuel Ordóñez, así el responsable del Valle del Guadiaro, Óscar Ledesma, y la concejal Belén Jiménez.
El primer edil explicó que en los últimos cinco años se ha venido trabajando, con el liderazgo de la Fundación Santa María Polo, en articular esta idea, que toma como referente el distrito equino existente en Wellington (Florida, EEUU). El objetivo primero, apuntó Ruiz Boix, era encontrar un encaje legal que permitiera llevar adelante el proyecto, que debe desarrollarse en suelo rústico, y ya la misma Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía explicó hace dos años que era precisa la modificación de la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA).
En este sentido, dijo que existen indicios de que el Parlamento Andaluz podría abordar estos cambios a corto plazo, y que existe el apoyo inicial de los grupos parlamentarios de PSOE, PP e Izquierda Unida. Luego habría que adecuar los planes generales de los ayuntamientos implicados, de manera que en un horizonte de cuatro o cinco años se podría empezar a materializar el proyecto.
A continuación tuvo una breve intervención el gerente de Santa María Polo Club, Joaquín Blanco, quien alentó a los tres ayuntamientos a ir introduciendo las ideas del distrito equino en su planeamiento urbanístico, en especial en lo relativo en la argumentación del proyecto.
Seguidamente intervino Isabel Álvarez, asesora de la citada fundación, doctora en Economía Aplicada y experta en desarrollo regional y economía del caballo. En su ponencia “Los nuevos valores y elementos de visibilidad del deporte equino en el Valle del Guadiaro” explicó que Andalucía y esta zona en particular cuentan con muchos puntos fuertes sobre los que sustentar el proyecto. Por un lado, la demanda del caballo en Europa es muy alta, y la Unión Europea apuesta por el desarrollo de las áreas menos desarrolladas y periféricas del continente, como el Campo de Gibraltar. Por lo tanto, este proyecto podría atraer inversiones tanto de organismos comunitarios como de empresas privadas.
Explicó que los jinetes europeos buscan instalaciones de gran calidad donde competir y tener a sus caballos, por lo que en la zona se abrirían oportunidades de negocio muy distintas. Así, habló no sólo de instalaciones como cuadras o clubes de hípica y polo, sino también de ganaderías de pura raza, museos, rutas senderistas y otras alternativas de turismo ecuestre...
En cuanto a estimaciones, dijo que el distrito equino ocuparía unas 5.000 hectáreas del Valle del Guadiaro, a las que daría “un valor añadido”. Cifró la inversión necesaria en unos 1.600 millones de euros, lo que generaría unos 2.000 empleos en la construcción (1.000 a tiempo completo) y otros 3.000 puestos de trabajo una vez en funcionamiento.
A continuación fue el turno de palabra de Nicolás Moncada, arquitecto jefe del Ayuntamiento de Sab Roque, quien se centró en la perspectiva sobre la que considera que hay que abordar este desarrollo rural. De hecho, señaló, desde la UE se apuesta por mantener a la población en estos espacios rurales buscando alternativas económicas que sirvan para mantener la riqueza medioambiental. “El Valle del Guadiaro -dijo- es un espacio singular con valores muy importantes, poco transformado y que hay que preservar”.
Concretó que, en el caso de los centros ecuestres que se apuntan en el proyecto, se habla de unos espacios de entre 10 y 30 hectáreas, que contemplarían no sólo pastos y canchas de polo o instalaciones para el deporte hípico, sino también cuadras, boxes, un hotel rural y una vivienda vinculada a la actividad, como una casa-club de tipo cortijo.
Tras Moncada, tomó la palabra Cristóbal Ruiz, de la consultora Ibermad, quien explicó que el Valle del Guadiaro cuenta con unas condiciones muy positivas para este proyecto: buenos suelos, condiciones topográficas idóneas, instalaciones hípicas ya en funcionamiento, espacios naturales relevantes, y clima y paisajes óptimos. Los distintos paisajes (litoral, preserrano, regadíos, pastos, zonas forestales y canchas) están vertebrados por el mismo río Guadiaro.
Su socio de Ibermad, Juan José Caro, se centró precisamente en qué soluciones se podrían aplicar para minimizar al máximo los posibles efectos negativos de este distrito equino. Así, aunque las canchas podrían pasar como campos de cultivo, las separaciones deberían llevarse a cabo con setos vivos de plantas autóctonas. Para minimizar los residuos, sugirió el uso de especies vegetales que demanden menos fertilizantes, así como propiciar insectos que controlen las plagas. También habló de sustituir los abonos inorgánicos por los mismos residuos de estas explotaciones: estiercol, camas, podas...
En lo relativo al agua, citó la necesidad de sistemas de riego inteligente, de reutilizar el drenaje de las canchas, reducir las pérdidas de agua y reutilizar las aguas grises. En cuanto a la huella energética, se refirió al uso de maquinaria eléctrica que podría alimentarse de la energía renovable generada en las mismas instalaciones. Y, finalmente, en cuanto al fomento de la biodiversidad, habló que evitar la fragmentación de los corredores vegetales que conectan zonas ricas en biodiviersidad, introduciendo especies autóctonas en esos pasillos, especialmente en el pasillo fluvial de los ríos Guadiaro y Hozgarganta.
Tras esta intervención tuvo lugar el cierre final de la jornada, en el que participaron el alcalde de San Roque y los primeros ediles de Castellar y Jimena, Juan Casanova y Francisco Gómez, así como Joaquín Blanco en nombre de Santa María Polo.
El grupo de trabajo que propugna la creación de este distrito equino está liderado por la Fundación Santa María Polo, integrado por técnicos de los ayuntamientos de San Roque, Jimena y Castellar, y cuenta con la financiación de Santa María Polo Club, Ayala España y Dos Lunas. El objetivo es conseguir que la Junta de Andalucía dé el visto bueno a una zona similar a la que funciona en Wellington (Florida, EEUU), frente al de Pilar (Argentina), si bien adaptándola a la realidad andaluza. De esta manera se conseguiría mantener todo el año un negocio que en la actualidad sólo funciona a pleno rendimiento en primavera y verano.
Se trataría de explotaciones ganadero-deportivas, las mayores de las cuales pudieran albergar equipos de polo de mediano y alto hándicap, y todas con zonas de entrenamiento y cuadras. Tampoco se descartaría, en algunos casos, usos complementarios de hospedaje rural, hostelería y estancias para entrenamiento de jinetes y salas de reunión.
Según los estudios preliminares elaborados por la Fundación Santa María Polo, el Valle del Guadiaro cumple con las tres características básicas para lograr este objetivo de un distrito equino: un clima idóneo, infraestructuras turísticas de primer nivel y la cultura del caballo propia de Andalucía. Sin embargo, fallan algunas condiciones particulares, porque si bien existen clubes de polo y de hípica que pueden servir de base para el proyecto así como torneos de primer nivel internacional, la legislación no es claramente favorable y faltan una serie de infraestructuras.
Este proyecto no precisa de subvenciones públicas, porque se puede sostener por la misma iniciativa privada, pero antes hay que solventar una serie de trabas administrativas. Este es el objetivo principal del grupo de trabajo: generar la documentación previa para que desde la Junta de Andalucía se consiga la aprobación de la creación de este distrito equino.
En cuanto a la riqueza que se puede crear, si en la actualidad Santa María Polo genera entre 25 y 35 millones de euros al año y cien empleos directos en temporada alta, la conversión de la zona en distrito equino podría suponer 500 millones de euros anuales y entre 2.000 y 3.000 empleos (entre directos e indirectos).