Según fuentes de la Delegación del Gobierno en Baleares, la situación es de mantenimiento de las medidas de seguridad en las vías de acceso y salidas de Mallorca, decretadas el día del atentado.
Se mantienen los “controles exhaustivos” en todas las salidas de la isla, tanto en el aeropuerto de Palma como en el aeródromo de Son Bonet, así como en los puertos de la comunidad autónoma y en todos los puertos deportivos.
Según explicó el viernes el delegado del Gobierno en Baleares, Ramon Socías, el objetivo de dicha medida es que “nadie abandone la isla sin haber sido identificado correctamente”.
En otro orden de cosas, la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, apeló ayer, en declaraciones a la agencia de noticias Efe, “a la serenidad” tras la “convulsión” que sufrió la ciudad después del atentado que el jueves acabó con la vida de dos guardias civiles en Palmanova, en el municipio mallorquín de Calvià.
Fuentes de la Delegación del Gobierno en Baleares, han informado a Efe de que prosiguen los “exhaustivos controles” de seguridad en los puertos y aeropuertos de Mallorca, con la identificación de todos los viajeros, que fueron decretados a partir del atentado.
La alcaldesa dijo a Efe que el atentado “ha sido toda una convulsión” para la ciudad, que se solidarizó con las víctimas y sus familiares y apeló “a la serenidad” de la ciudadanía. “Porque somos muchos y somos más” que los terroristas, remarcó.
“Todos nos solidarizamos siempre con la situación que imponen los crímenes terroristas, pero cuando se acercan en el territorio generan una convulsión aún mayor”, afirmó Calvo.
La primera edil manifestó su agradecimiento por la presencia ayer del lehendakari vasco, el socialista Patxi López, en la capilla ardiente y el funeral por los dos guardias civiles asesinados, “un gesto político” que, en su opinión, ayuda a solidarizarse con la situación que se vive en el País Vasco y en toda España a causa del terrorismo.
La alcaldesa recordó que todos los grupos políticos que forman el Consistorio palmesano acordaron el viernes, tras el pleno extraordinario para manifestar la repulsa al atentado, dedicar una calle de Palma a Diego Salvà, el guardia civil asesinado que vivía en la ciudad.
El “modesto homenaje” a una de las víctimas está dotado, según Calvo, de “una importante carga simbólica” en recuerdo de todas la víctimas de la barbarie terrorista, que “ayudará a tener la serenidad para seguir trabajando con las reglas del juego democrático para avanzar”.
Calvo declaró que vivió el atentado con gran tristeza pero desde la serenidad que impone la labor institucional y la voluntad de “trabajar mucho en defensa de la libertad”.
Su pena y solidaridad es “totalmente incomparable con el dolor de las familias y amigos, con la situación de desgarro e impotencia por dos víctimas inocentes que han dado su vida por su trabajo y por ser buenos profesionales y defender su país”, afirmó.