Cualquiera con mucho tejido adiposo marrón, o grasa marrón, puede considerarse afortunado: ese tejido, que se encuentra en algunas personas debajo de la lengua, alrededor de la clavícula y a lo largo de la columna vertebral, les ayuda a utilizar el exceso de energía. Cuanta más grasa marrón tenga alguien y más activa sea, menor será su riesgo de tener sobrepeso o desarrollar trastornos metabólicos.
Un equipo internacional de investigación dirigido por el profesor de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, Suiza, Christian Wolfrum, ha demostrado que se establece una variable clave en la formación del tejido adiposo marrón antes de la concepción: los machos que pasan tiempo en bajas temperaturas antes del apareamiento producirán crías con tejido adiposo marrón más activo. Esto literalmente significa que el impacto ambiental que experimenta un padre se transmite a su descendencia.
Los investigadores llegaron a esta conclusión estudiando ratones, pero en los humanos también existe una correlación entre la temperatura ambiente antes de la concepción y la prevalencia de la grasa marrón. Junto con sus colegas en el Hospital Universitario de Zúrich, los científicos de ETH analizaron imágenes de tomografía computarizada de 8.400 pacientes adultos.
Estos expertos observaron que las personas nacidas entre julio y noviembre (lo que significa que fueron concebidas en la mitad más fría del año) poseen significativamente más tejido adiposo marrón activo que las personas nacidas entre enero y junio (que fueron concebidas en la mitad más caliente del año). Para hacer un seguimiento de esta correlación, los científicos realizaron estudios en ratones. Mantuvieron a los animales a una temperatura moderada (23° Celsius) o fría (8° Celsius) y les permitieron aparearse.
Un análisis de la descendencia mostró que la temperatura de las hembras antes y después del apareamiento no tuvo impacto en los niveles de tejido adiposo marrón en sus crías, pero este no fue así para los machos: las crías de los machos que estuvieron en un ambiente fresco durante varios días anteriores al apareamiento tenían tejido adiposo marrón más activo que las de los machos que estuvieron en un ambiente templado. Además, los descendientes de los machos que se mantuvieron en condiciones frías estaban mejor protegidos contra el exceso de peso (ganaban menos peso con una dieta alta en grasas) y contra los trastornos metabólicos.
LA PROGRAMACIÓN EPIGENÉTICA DEL ESPERMA, VÍA DE TRANSMISIÓN
Usando fertilización in vitro y estudios sobre esperma, los investigadores finalmente pudieron demostrar que la información sobre la temperatura ambiente a la que se encontraba el padre se transmite a su descendencia a través de la programación epigenética de su esperma. Esto se refiere a los cambios realizados en el patrón particular de marcas químicas (metilaciones) en el ADN.
Se sabe desde hace varios años que ciertos factores ambientales pueden modificar el patrón epigenético de los espermatozoides. Lo que los científicos ahora han demostrado por primera vez es que la temperatura ambiente también puede conducir a cambios epigenéticos.
Las células de grasa marrón queman energía para producir calor corporal, por lo que los ratones con más tejido adiposo marrón son mejores en la regulación de la temperatura corporal en bajas temperaturas ambiente. "Quizás esto los proteja del frío helador, lo que podría explicar para qué se ha seleccionado este mecanismo epigenético en el curso de la evolución", dice ETH Professor Wolfrum.
Los resultados que los científicos de ETH obtuvieron de sus estudios de ratones y hombres concuerdan con observaciones anteriores de que las personas en regiones frías tienen niveles particularmente altos de tejido adiposo marrón. "Hasta ahora, la suposición era que esto tenía algo que ver con las temperaturas que las personas experimentaron durante su vida --dice Wolfrum--, pero nuestras observaciones sugieren que las temperaturas previas a la concepción también podrían afectar a los niveles posteriores de grasa marrón".
Wolfrum señala otra correlación: las temperaturas interiores promedio han aumentado en las últimas décadas, al menos en Estados Unidos, donde se han realizado investigaciones sobre este tema. Además, los estudios han demostrado que la temperatura que las personas experimentan en el hogar se correlaciona con el sobrepeso que tienen. "Nuestro trabajo destaca un posible mecanismo para esto", dice Wolfrum.
¿Esto significa que se debería aconsejar a las parejas que intentan tener hijos que el hombre se vaya a nadar en un lago frío o incluso juegue en la nieve antes de tener relaciones? "Antes de que podamos dar ese tipo de consejos, tenemos que estudiar la correlación en las personas más de cerca --señala Wolfrum--, pero es probable que la exposición al frío necesite persistir durante un período más largo para que tenga un efecto sobre la programación epigenética. Tomar un baño de agua fría o pasar un rato tumbado en un bloque de hielo probablemente no sea suficiente". Los científicos ahora están planeando comparar la programación epigenética del esperma humano en verano e invierno.
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