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Lunes 11/11/2024
 

Provincia de Granada

Le piden 17 años de cárcel por matar a su inquilino de 30 puñaladas

El acusado es un hombre de 56 años que mató a puñaladas con dos cuchillos de cocina a su compañero de piso en Granada

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  • Sedel del TSJA. -

La Fiscalía pide 17 años de prisión para un hombre de 56 años acusado de matar a puñaladas con dos cuchillos de cocina a su compañero de piso en una disputa en el domicilio que compartían en la zona norte de Granada capital, en la que empezó dándole puñetazos y le rompió un taburete en la cabeza, tras lo que siguió golpeándole en el suelo antes de acabar con su vida en su dormitorio.

Los hechos, que está previsto que sean juzgados por la fórmula del jurado popular en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Granada entre los próximos días 1 y 4 de octubre, serían constitutivos de un supuesto delito de asesinato, en el que concurre la atenuante de confesión, según hace constar el Ministerio Público en su escrito de conclusiones provisionales, al que ha tenido acceso Europa Press.

El acusado tenía alquilada una habitación a su víctima, "con quien solía tener frecuentes disputas por la presunta afición" a la bebida de este último. El día 22 de julio de 2017, sobre las 21,00 horas, iniciaron en el pasillo una discusión acerca de los motivos que habían llevado a otro inquilino a abandonar la casa.

En el dormitorio de la víctima, el acusado habría comenzado a darle puñetazos en la cara, "rompiéndole a continuación un taburete en la cabeza, lo que provocó su caída al suelo, donde lo siguió golpeando al tiempo que le decía yo te mato", según relata el fiscal.

Entonces cogió de la cocina dos cuchillos de 21 y 23,5 centímetros de largo, y volvió al dormitorio, donde "le apuñaló reiteradamente hasta causarle la muerte". Le practicó supuestamente heridas mortales en cuello --de 14 centímetros de longitud, seccionándole la tráquea--, tórax y abdomen. También lo dañó en cabeza, extremidades y mano derecha con decenas de cortes que el fiscal considera que le ocasionó "con la intención de aumentar el dolor de la víctima, que aún se encontraba viva y consciente".

Hace constar el fiscal que el acusado "sufría una esquizofrenia residual que no alteró su capacidad" para reconocer lo que estaba haciendo, y que "confesó espontáneamente" cuando se presentaron en el piso los agentes policiales.

Está, además, privado de libertad desde ese día, cuando particulares alertaron de una fuerte riña en un domicilio ubicado en los alrededores de la estación de autobuses de Granada. Una llamada posterior informó de que los gritos habían cesado y no se observaba nada, según detalló entonces en un comunicado la Policía Nacional.

La intervención fue llevada a cabo por una dotación del Grupo de Atención al Ciudadano de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana y se hizo cargo de la investigación el Grupo de Homicidios, en colaboración con la Brigada Provincial de Policía Científica, todas ellas de Granada.

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