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Viernes 15/11/2024
 

San Fernando

El Barrero, lugar de todos y de la basura y muestra de desgobierno

Los residuos, el deterioro por el vandalismo y la oscuridad son las características actuales que definen este parque de la ciudad de San Fernando.

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  • Parque del Barrero (la parte bonita).

Nos encanta la naturaleza. Los humanos hemos vivido y evolucionado ligados al medio natural que era, al mismo tiempo, hogar y productor de alimento. Hoy la naturaleza ha sido relegada a un lugar casi olvidado. La ciudad histórica es la que mejor ha reproducido la relación del ser humano con lo natural, en cambio, la ciudad moderna optó por la expulsión del componente ambiental hasta la mínima expresión. La hemos ocultado de nuestra incesante vida rutinaria. La cotidianeidad en la que nos vemos inmersos como sociedad global nos ha hecho absorber la concepción de que el componente natural es necesario, pero no imprescindible en nuestro día a día. Esto nos han transformado en sociedades urbana alienadas de los valores ambientales.

Las necesidades actuales han vuelto a manifestar un cambio en la balanza por la naturaleza. Volvemos a necesitar incrementar los espacios verdes como elementos para nuestra supervivencia como especie. Personalmente, soy un gran defensor de establecer como un requisito propio del proyecto la exigencia de incluir árboles en todas las nuevas intervenciones urbanas que se lleven a cabo en las ciudades. No sólo por la sombra que generan y su ayuda al control de la temperatura; no sólo por contribuir a la lucha contra el cambio climático a través del denominado “secuestro de dióxido de carbono”; no sólo por la visibilidad estética de un paisaje urbano más agradable; sino porque nos produce una sensación de afabilidad, de conciliación social, de vinculación con nuestro entorno que nos interrelaciona con la sociedad y con el resto del mundo. Si el acerado es algo superpuesto, artificial, un conjunto de capas que nos separa de lo terrenal, los árboles representan el elemento vivo que nos recuerda que bajo nuestros pies hay vida.

En este hilo reside la trascendencia del deber de disponer de parques urbanos en las ciudades consolidadas, donde los espacios parcelarios han ido modificando el terreno natural dejando vacíos urbanos que han sido aprovechados como espacios libres para la ciudadanía. Entre ellos, el Parque del Barrero de nuestra ciudad.

Se trata de un parque que nació como espacio periférico y que, con el crecimiento de San Fernando y su expansión lo han convertido en uno de los espacios libres centrales de nuestro hecho urbano. Un lugar para el esparcimiento, el ocio, el deporte, para los pequeños, jóvenes y mayores, un lugar de todos y para todos. No por menos constituye un sistema general en el planeamiento urbanístico de la ciudad, es decir, clasificado como un espacio que sirve a toda la totalidad de los ciudadanos de San Fernando. Desgraciadamente, también es el espacio para la basura, el vandalismo y la destrucción. Sin olvidarnos su utilidad como hábitat para roedores.

Un parque incomprendido. Un bien de uso público abandonado. La volatilidad de los compromisos políticos en su recuperación es algo constante en nuestros medios. Dicen que van a arreglarlo. Dicen que van a cuidarlo. Lo cierto es que lo único que hacen es cortar el césped y recoger los desechos del interior. ¿Qué ocurre con ‘el exterior’?

Sus vallas se encuentran destrozadas en un suelo que es más barrizal que césped. Sus bancos se encuentran arrojados, dispersados por la colina. Sus accesos, como la renombrada calle Maldonado, es un lugar donde aflora el vandalismo, donde la basura es la protagonista, donde los jóvenes se reúnen para beber, escuchar música, fumar.

Y a todo esto hay que sumar la falta de iluminación nocturna.  El alumbrado es un servicio básico obligado para todos los ayuntamientos. Si el motivo de dejar a oscuras una zona de la ciudad -como es el parque y sus accesos-  es la cercanía del Observatorio (aunque éste sí que enciende sus farolas por la noche), lo lógico es repensar las soluciones lumínicas. Sin embargo, para nuestro Ayuntamiento lo más sencillo, o lo más barato, es apagar las farolas y que la oscuridad ampare a quienes se les ocurra pasear por el parque a la luz de las estrellas, que en invierno resulta ser las siete de la tarde.

Caminamos en un desgobierno constante. El área de Desarrollo Sostenible parece no entender lo que significa dar un servicio público, permitir un uso público. Problemas con la limpieza. Problemas con los parques y jardines. La cuenta atrás es regresiva para las próximas elecciones municipales y aunque las obras han comenzado en numerosos puntos de la ciudad, los espacios verdes viven desamparados, totalmente desesperanzados ante la dejadez de quienes deben gestionar su cuidado.

Mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y la sostenibilidad ambiental de las ciudades son caras de una misma moneda. Son elementos intrínsecos del bienestar de nuestro entorno. Si esta afirmación del hecho urbano como una agrupación de lo social y lo ambiental como fundamento del principio rector de nuestra vida cotidiana sigue siendo rechazada, relegada por quienes están en el poder, seguirán contradiciéndose o casi ocultando en un disfraz de falsedades todas aquellas declaraciones que el área de Desarrollo Sostenible realice y que manifieste que tienen como objetivo mejorar la vida de los habitantes de la ciudad.

Esperemos que la cercanía de las elecciones o el intento por limpiar su imagen pública como representante de la gestión del área de Desarrollo Sostenible, hagan que se intervenga para mejorar un espacio público de gran afluencia e importancia para los ciudadanos de San Fernando. Mientras tanto, la oscuridad, la basura y los roedores, seguirán siendo los acompañantes para los usuarios del parque.

(*) Arquitecto Urbanista. Miembro de la Asociación Española de Técnicos Urbanistas.

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