Investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y del Museo Nacional de Historia Natural de París (MNHN) han descubierto fósiles de un nuevo reptil, un lagarto sin patas de unos 40 centímetros de longitud, que vivió en la zona de Murcia hace un millón de años.
Los restos encontrados son un maxilar, tres mandíbulas, dos parietales, numerosas vértebras y un osteodermo, todos ellos en las excavaciones del yacimiento murciano de Quibas, en Abanilla (Murcia), que evidencian que el sureste de la Península Ibérica actuó como último refugio de especies subtropicales de Europa.
Hallan los restos fósiles de una nueva especie de #reptil, un #lagarto sin patas, que vivió en #Murcia hace un millón de años https://t.co/1KbWDq5tp8 pic.twitter.com/ApAaC7v9ir
— IPHES (@iphes) February 23, 2019
Hugues-Alexandre Blain (IPHES) y Salvador Bailon (MNHN) han descrito la nueva especie de lagarto sin patas, del género Ophisaurus, familia de los anguidae, como el lución, una serpiente que vive aún hoy en día en la Península ibérica.
El hallazgo lo han dedicado a Miguel Ángel Mancheño, paleontólogo de la Universidad de Murcia, antiguo director de las excavaciones de Quibas, por lo que han bautizado al nuevo reptil como Ophisaurus manchenioi.
El análisis paleobiogeográfico del género muestra que aparece en Europa durante el Eoceno (hace entre 56 y 34 millones de años), y que tuvo su máxima extensión durante el Mioceno (hace entre 23 y 5,3 millones de años ).
Durante el Plioceno (hace entre 5,3 y 2,6 millones de años) su distribución europea estaba restringida al Mediterráneo y después de una supervivencia más larga en el sur de la Península Ibérica, que actuaría como refugio, acabó por extinguirse hace sobre un millón de años con su última mención en el yacimiento murciano.
Según el paleoecólogo, la extinción de este reptil ocurrió con la desaparición de los últimos bosques cálidos y húmedos del sur de Europa, alrededor de hace 1,2 millones de años, durante un período de cambios climáticos importantes conocido como la transición del Pleistoceno inferior a medio.
El yacimiento paleontológico de Quibas ha aportado desde su descubrimiento en 1994 restos fósiles de más de 70 especies del final del Pleistoceno inferior, de un millón de años de antigüedad.
"Se trata de un yacimiento kárstico cuya importancia radica en la gran diversidad faunística, en la excelente conservación de restos y en la probabilidad de encontrar evidencias humanas", ha comentado Pedro Piñero, codirector actual de las excavaciones y colaborador del IPHES.
Destaca la presencia de restos de macacos, grandes felinos, linces, zorros, bueyes almizcleros, cabras, rinocerontes, gamos, puercoespines, quebrantahuesos, águilas o ibis calamita, así como una larga lista taxonómica de pequeños vertebrados entre los que se incluyen erizos, ratones, lirones, musarañas, murciélagos, serpientes, víboras y dragones.