Religiosidad, sobriedad y elegancia fueron las notas características del Vía Crucis que, bajo la organización del Consejo General de Hermandades y Cofradías, se ha celebrado este lunes en la plaza de La Constitución con la presidencia del Santísimo Cristo de la Expiración, imagen elegida al celebrarse el CXXV Aniversario de la fundación de la Hermandad de la Esperanza.
El Crucificado presentó una imagen inusual al aparecer en su postura natural, es decir, de forma vertical. Iba sobre el paso que la Hermandad utiliza para la procesión del Corpus Christi y era portado por hermanos costaleros de la Hermandad.
El cortejo era abierto por la Cruz de Guía con dos faroles seguidos de una larga hilera de hermanos. A continuación figuraban la representación de las distintas hermandades por orden de paso por la Carrera Oficial; ocupando sitio destacado la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Esperanza y la del Consejo de Cofradías en la que figuraba el pregonero de este año, Manuel J. Rodríguez. Después seguían las autoridades eclesiásticas y la presidencia, antecediendo al paso del Cristo de la Expiración un trío de capilla.
El traslado del Cristo de la Expiración fue multitudinario. La comitiva hizo una parada en la Capilla del Convento de las Hermanas de la Cruz para que la comunidad, camarista de la Virgen de la Esperanza y madrina de su Coronación, pudiera contemplar la imagen mientras se prestaba una oración por el párroco de la Parroquia Estrella del Mar. A continuación, el cortejo continuó por la calle Fernando el Católico, con una especial parada en la casa donde la familia Martín Sardiñas acogió las imágenes mientras se construía la nueva capilla. Se siguió hasta la iglesia de los Jesuitas, sede canónica de la Hermandad durante muchos años, donde se rezó la primera estación que, como todo el Vía Crucis, había sido escrito para la ocasión por el director espiritual del Consejo de Hermandades, José Manuel Barral.
En la plaza de La Constitución se habían situado las cruces de guía con faroles de las distintas Hermandades vinculadas a la Esperanza, señalando las estaciones en las que se fueron rezando el Vía Crucis. Además, desde un escenario, un cuarteto ofrecía música sacra y los lectores, dos hermanos y una hermana, introducían a cada una de las oraciones.
Al término del Vía Crucis, se procedió al retorno a la capilla pasando por la calle Miguel Redondo, La Paz y Esperanza Coronada.